Con sabor a piña colada.

14.

Sirius se siente traicionado en el momento en que nota las cabezas de todos en la cocina, espiándoles para saber cómo acabaría aquello. Casi puede escucharlos murmurar.

Todo era culpa de su estúpido hermano menor. ¿Cómo se le ocurría soltar aquel secreto tan bien guardado de esa forma? ¿Acaso no sabía que aún no estaba listo? Era demasiado pronto.

James no tenia idea de sus sentimientos, todo estaba bajo control. Hasta que Regulus decidió abrir su boca y soltar información que no le correspondía revelar.

Siente que se soltará a llorar en cualquier momento, no quiere perder a James, no lo soportaría.

—Lo que sea que dijo es mentira —dice, y puede notar a Peter golpear su rostro con su mano apenas las palabras salen de su boca.

Marlene por otro lado parece lista para levantarse a golpearle, poco paciente.

—¿Lo es? —James dice, elevando una ceja cuando el más alto asiente. El de gafas suelta un suspiro, relamiendo sus labios antes de clavar su mirada en él nuevamente—. Sirius, tu... ¿eres idiota?

—¿Eh?

—Es que no te lo puedo creer, no puedes esperar que finja que no hay nada pasando entre nosotros solo porque te da miedo aceptarlo frente a mi. Hemos estado de esta forma los últimos meses y es frustrante esperar que digas algo, lo que sea para confirmar tus sentimientos —dice, y suena cansado.

—Jame-

—Pareces tan dispuesto a esperar a que los sentimientos desaparezcan, como si no valiera la pena que siquiera lo intentáramos ¿por qué es tan difícil pensar que podemos funcionar? —habla rápido, tiene el entrecejo fruncido y luce desesperado.

Sirius siente que se le saldrá el corazón, sus ojos pican y siente un vacío en su estómago.

Hasta hace minutos no se sentía listo para afrontar sus sentimientos, pero en este momento, luego de escucharle sabe que si no lo hace lo perderá. Porque Merlín, conoce a James más que a sí mismo, y sabía que ese tono era definitivo.

Era un ahora o nunca.

—No es que —se detiene a sí mismo cuando su voz sale más aguda de lo que desearía. No debería ser tan difícil—. No es que no crea que no podemos funcionar, es que tú nunca me diste motivos para creer que sientes algo por mi.

Casi puede escuchar los comentarios mordaces que sus amigos lanzan del otro lado de la habitación. Pero en su defensa realmente nunca noto ser correspondido.

—Sirius...

—No me hables así, siento que estás molesto —le detiene, casi suplicando porque odia que le hable de esa manera. Aprovecha ese momento para tomar su varita y así poder silenciarlos, no queriendo que escuchen lo que sea que dirán.

—A ver dime, ¿que te dice que todo el tiempo esté sobre ti? ¿Qué deje que me beses en el cuello o permita que me abraces al dormir? ¿Que me siente sobre tus piernas y todo el tiempo estemos pegados como chicles?

—Eso lo hacemos desde los 11 años —le recuerda, cruzándose de brazos.

James quiere gritar de frustración.

—Bien —toma una rápida decisión—. Me gustas, te lo estoy diciendo directamente aquí y ahora ¿significa algo para ti que esté enamorado de ti o mi cabello y que ya haya otra pareja en el grupo es un impedimento? Si es así dímelo para poder avanzar.

Esta hablando en serio, Sirius puede notarlo en su postura, su mirada y la forma en que está hablando.

—¿Realmente? ¿No me estás haciendo una broma o-?