05.

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Regulus evita hacer una mueca de asco mientras su tenedor mueve la comida en su plato.

Harry y Lily habían cocinado ese día, aquello usualmente significaba un plato sabroso sin embargo Regulus tenía un severo problema con lo que se había preparado. No era fan de las comidas orientales, no le gustaban las carnes agridulces, el arroz chino, y prácticamente ninguna de las opciones que había por elegir.

Porque había que aclarar que había terminado cediendo al pacto de cocinar y comer en casa. Se había hartado luego de la primera semana de comer solo comida de mar ¿acaso no deberían tener más opciones? Y tampoco pensaba irse lejos por una simple comida.
Además de que luego de una pelea había terminado siendo compañero de Remus, no era difícil en realidad.

Difícil era comer lo que el dúo de Sirius y James cocinaba, eso si era difícil. Aún recuerda como todos vomitaron la semana pasada por su intento de comida tailandesa. Ni siquiera sabe cómo permitieron que hicieran equipo, probablemente su hermano habría rogado porque le dejarán estar con James (como si no estuvieran juntos todo el tiempo de por si).

Lo cual le recordaba algo, y es que si ellos no se casaban terminaría muy decepcionado de los métodos de conquista de su hermano.

Una voz atrae su atención haciendo que eleve la mirada de su plato de comida.

—Reg, ¿todo bien?  —Remus pregunta notando su actitud, no realmente conocedor de los gustos del hermano de su amigo.

—No me gusta esto —musita algo bajo, sin querer insultar a Lily por el trabajo hecho.

Insultar a Harry no le importaba, pero Lily no tenía la culpa de cocinar algo que no fuera de su agrado. La mayoría de ellos no sabía que no le gustaba aquella comida, por lo cual estaba bien, lo entendía. Tampoco era un idiota que hacía problema por todo.

—Harry hizo un poco de pasta a la boloñesa también, es tu favorita, ¿no? —instantáneamente la mirada de Regulus se levanta ante las palabras de Barty, sin poder disimular su sorpresa por aquello.

—¿En serio? —pregunta lentamente, confundido. Barty entonces extiende un tazón hacia el, el cual nadie había tocado gracias a que todos amaban la comida con influencia china.

El olor que emana es sumamente agradable y es casi instantánea la manera en que su boca se hace agua, y para su vergüenza y mortificación su estómago gruñe demostrando que moría de hambre y ganas de comer aquello.

Harry en ningún momento le mira, concentrando en comer su arroz de forma tranquila, no lo hace ni siquiera cuando todas las miradas se posan sobre él de forma incrédula ante el detalle claramente hecho exclusivamente para su "enemigo".
Porque incluso la persona más idiota se daría cuenta de que lo hizo por él. Y ciertamente no está seguro de que pensar al respecto.

No lo agradecería, por supuesto que no lo haría, el chico no le agradaba y que cocinara una opción que él pudiera comer no tenía que ver con nada ni que cambiar nada.

Incluso cuando sabe que Harry no hizo eso ni siquiera por su hermano la semana anterior que cocinaron comida picante, y James no soportaba ni un poco la comida picante.

Pero cuando nadie está mirando se permite elevar la comisura de su boca en una sutil sonrisa, disfrutando lo que el chico había hecho. Su corazón levemente acelerado.

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Harry realmente no tiene ánimos para pelear, hablar o siquiera respirar ese día (no es como que este último sea opcional) motivo por el cual solo permanece sentado aún cuando todos salen en dirección a la playa con un plan claro de diversión en mente.

Con sabor a piña colada.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora