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5 de agosto, 2018
Canberra, Australia.

    Estaba por cumplirse una semana de la partida de su hermano mayor y su ausencia junto a la de Ashton estaba haciéndose notar en su casa. Que ahora estaba casi siempre en silencio.

Por suerte sus clases empezarían en unos días. Blake nunca se había sentido tan ansiosa por volver al instituto.

Hace días que no había visto a sus nuevos vecinos, especialmente a Luke. Desde esa noche en la que intercambiaron un par de palabras su aparición en la ventana no volvió a pasar.

Ella supuso que estaba demasiado ocupado con su mudanza, así que no quiso quitarle su tiempo. La mañana anterior había coincidido con la señora Liz y su hija Kylie en la calle.

Ellas parecían estar viniendo del supermercado mientras que Blake estaba de salida. Se saludaron como cualquier vecino y comenzó su camino.

Kylie era la menor de los tres. Blake le calculaba unos quince años, aunque no podía afirmarlo con mucha certeza.

Blake estaba en el tejado de su casa escuchando uno de sus mixtapes favoritos, el sol estaba por ocultarse por lo que ya no estaba haciendo tanta calor.

Viendo al cielo azul recordó la mirada azulada de Luke e inconscientemente levantó la cabeza para ver en dirección a la habitación de la casa de enfrente.

Y mientras observaba en aquella dirección vio como el rubio se acercaba.

—¡Hey hace mucho que no te veía! —mencionó el chico con una sonrisa en el rostro.

Luke había sacado un poco su cuerpo por la ventana y había recargado sus antebrazos en el marco de la ventana.

—Eso parece —respondió sentándose mejor, se quitó los audífonos para escuchar al chico—. ¿Cómo va la mudanza?

—Ya hemos terminado —dijo con un tono de alivio—. Al fin tengo la tarde libre —sonrió.

—Eso es genial —sonrió y entonces se le ocurrió una idea—. ¿Tienes planes para esta tarde?

—Si dormir toda la tarde cuenta como planes del día pues si los tengo.

—Carajo...esa es una pena. Estaba pensando en ser tu guía turística y enseñarte un poco de la ciudad, pero si ya tienes planes podemos hacerlo otro día.

—¿Conocer la ciudad?

—Sí lo había pensado todo el día y me pareció ser una buena idea. Pero has dicho que planeas dormir.

—Creo que haré un ligero cambio de planes. Me gustaría aceptar ese tour tuyo por la ciudad.

    Blake sonrió al escuchar la respuesta de Luke. Le alegró su respuesta.

—¿Nos vemos afuera en veinte?

—Te veo entonces en veinte.

Blake fue la primera en alejarse para entrar a su habitación, ponerse unos zapatos y tomar cosas indispensables para esta salida. Así que tomó uno pequeño bolso de tela de color beige y salió de su habitación para avisarle a sus madre de su salida.

La encontró en su jardín trasero regando sus plantas.

—Mamá saldré con nuestro vecino —le avisó desde el interior de la casa.

—¿El chico rubio? —preguntó sin dejar de regar sus plantas, peor viéndola sobre su hombro.

—Sí, con él.

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