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21 de octubre de 2016
Canberra, Australia



    Ya había llegado la semana en la que toda la escuela estaba decorada con cosas "sangrientas" y cualquier otro tipo de decoraciones cosas con relación a Halloween que estaba más que próximo.

La señora Collins ya había hecho sus compras desde hace algunos días y esperaba pronto comenzar a decorar su casa con su hija.

    Blake sentía un poco de vergüenza al ver a sus maestros más grandes con algún disfraz. Pero realmente este día apenas tenía ánimos para burlarse un poco de ellos.

Hoy se sentía más aburrida de lo normal, esa mañana apenas había querido abandonar su cama para prepararse para la tortura que era la escuela en mitad del otoño. Esa misma mañana su madre le sugirió faltar a la escuela por un día, ella dijo que el clima de hoy no era muy agradable y estaba en todo lo correcto.

    Sin embargo, Blake rechazó esa tentadora oferta, ya que sabía que eso significaba quedarse en casa para decorar y tampoco tenía ganas de ello. No hoy. Estos días se había sentido tan extraña y ajena...tenía aquella sensación que pensó no volver a sentir desde que dejó de ir a terapia.

    Así que volver a sentirla después de mucho tiempo la hacía sentir abrumada. Demasiado abrumada.

   Desde que salió de casa Blake se concentró en evitar a cualquier persona que la conociera, no se sentía con ánimos de entablar una conversación causal...porque aunque muchos crean que Blake sea esa típica chica que no era amiga de nadie y sólo estaba metido en sus propios asuntos, no era del todo cierto.

    Blake hace unos meses era muy diferente, tampoco digamos que era la persona mas extrovertida y social que pudieras conocer, pero disfrutaba pasar tiempo con su pequeño círculo social, salir y divertirse de vez en cuando, era cómo cualquier adolescente de preparatoria.

    Pero desde el verano, algo cambió en ella...ahora apenas y hablaba con sus amigos de la infancia o con las chicas de su clase que siempre eran demasiado simpáticas con ella y en ocasiones le pedían ayuda con tutorías. Cada vez que iba por los pasillos de la escuela trataba de no encontrase con alguno de sus amigos, aunque no siempre podía escaparse del todo de ellos.

    Era inevitable no encontrarlos en algún lugar. Aunque con la llegada de Luke esos encuentros casuales se fueron disminuyendo, pero ahora que el rubio ya no estaba con ella gran parte del día esos encuentros eran más probables.

    Blake solía sentirse patética por eso, ellos habían sido sus amigos desde que eran unos niños, ¿por qué razón quisiera escapar de ellos? En especial de Alex...su mejor amiga desde que tenía tres años, habían noches en las que el sueño no aparecía en su habitación y tenía tiempo de sobra para pensar en cosas que quisiera no hacerlo. Pensó en que estaba siendo una mala amiga...el día de su cumpleaños todos sus amigos le enviaron un mensaje apenas había salido el sol felicitándola y ella ni siquiera abrió los mensajes. Los dejó en su bandeja.

    Incluso evitó su visita en la tarde, le había pedido a su madre que le dijera a los chicos que no estaba bien y que prefería verlos después...desde su habitación Blake pudo imaginar el rostro de cada uno de ellos...incluso el de su madre.

—¡Hey! —masculló alguien mientras la tomaba con fuerza del brazo.

    Blake rápidamente salió de sus pensamientos y giró en dirección de la persona que estaba sosteniéndola por el brazo...y esa persona era nada más y nada menos que Luke Hemmings.

—¿Dónde tienes la cabeza Blake? —dijo con un tono burlón, pero en sus ojos se notaba cierta preocupación—. Sólo ten más cuidado por dónde vas caminado o terminarás cayendo por las escaleras.

    Blake dejó de verlo, para ver en la dirección contraria, dándose cuenta de que estaba en la orilla de las escaleras. Entonces regresó la mirada al rubio, específicamente a su mano que sostenía con fuerza su brazo.

—Entiendo. ¿Puedes soltarme el brazo ahora? Estás lastimándome —murmuró.

Luke asintió y soltó el brazo de Blake para luego disculparse con ella.

—No te disculpes —dijo ella acomodándose la manga de la sudadera para alejarse de las escaleras—. Gracias.

—¿No tienes clases? —preguntó.

—Se supone que estaba dirigiéndome a una a la que creo llegaré tarde. Te veo después.

    Cómo era de esperarse, Blake no espero alguna de contestación por parte de Luke y se fue sin decir una palabra más...lo que le había dicho a Luke era cierto, pero no del todo. De hecho iba muy bien de tiempo, pero en verdad quería evitar cualquier tipo de conversación.

    Aunque ella sabía que aquello no le duraría demasiado, ya que su clase era con historia y su maestra, una mujer de cincuenta años a la que por alguna extraña razón le encantaba hacerle plática durante toda la clase, no la dejaría estar callada. Lo que ella aheleaba en ese momento era llegar a su cada y encerrarse en su habitación toda la tarde. Eso era lo único que ella quería.

     O quizás una plática con su hermano arreglaría un poco las cosas...aunque no sería capaz de llamarle y decirle que quería hablar porque lo echaba de menos...sabía que se pondría demasiado molestoso como para poder soportarlo.

    Así que la soledad sería su mejor compañía este día.

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