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26 de agosto, 2018
Canberra, Australia.


Blake se sentía algo agotada, los ojos le pesaban y sus ganas de abandonar en su cama era inexistentes. Llevaba dos semanas de clases y ya no tenía ganas de seguir yendo a clases, pero sabía que tenía que hacerlo.

Durante sus primeros días de clases, ella era quien esperaba a Luke para poder irse juntos al instituto. Ahora Luke era quien esperaba por la chica, su relación había dejado de ser la de unos simples vecinos y ahora eran buenos amigos. Luke consideraba a Blake cómo una persona estupenda.

Su fama de recién llegado ya había terminado, aunque aún seguía sintiéndose observado en varias ocasiones, Blake le dijo que le diera un par de días más para que todo se calmara por completo. Luke pensaba que Blake era alguien despreocupada en ese sentido, aunque eso estaba muy lejos de ser verdad.

Blake no se considera "despreocupada" es ningún sentido. Más bien es alguien de sobre pensar demasiado las cosas y eso termina haciendo que se detenga al momento de querer hacer cualquier cosa.

—¡Blake tienes que levantarte, Luke no tardará en venir por ti! —dijo su mamá desde el otro lado de su puerta.

Ella soltó un ligero gruñido a modo de respuesta, realmente no tenía ganas de nada. De cierta forma Blake se sentía enferma, pero no podía asegurar eso ya que su cuerpo no tenía algún síntoma de resfriado, gripe o algo similar.

Sin ganas tuvo que levantarse de su cama para repetir su rutina monótona de todos los días para prepararse para el instituto. Cuando sus pies descalzos tocaron el suelo helado mañanero, su cuerpo se erizó por completo y entonces con aun más cansancio se dispuso a salir de su habitación para ir a su baño.

Blake sabía muy bien su problema para levantarse por las mañanas, por lo que siempre dejaba sus casas preparadas desde la noche, lo hacía siempre antes de ir a dormir mientras veía algo en su celular, aunque ahora lo hace desde su ventana donde suele sentarse todas las noches para platicar con Luke.

Eso se había hecho una costumbre entre ellos y pude que sus vecinos escuchen sus conversaciones, pero no le tomaban demasiada importancia, ya que la mayoría de cosas de las que hablaban eran sin sentido. El hermano de Luke, Jack había partido de Canberra hace unos días.

Y aunque el rubio no quiera aceptarlo abiertamente, aquello le había afectado demasiado. Blake pudo darse cuenta de eso desde el día en el que fue a despedirse de su hermano en el aeropuerto, ella noto su indiferencia la tarde que acordaron verse para hacer un trabajo en binas de matemáticas.

Le tomó quince minutos poder estar lista, estaba bajando las escaleras cuando la puerta principal fue tocada, no hacía falta ir a ver quien era. Blake sabía que se trataba de Luke.

—Luke ya esta aquí —avisó la chica—. ¡Ya me iré mamá, nos vemos más tarde!

—¡Pero no has comido nada!

—Compararé algo para comer en el camino, no te preocupes mucho por eso, ve con cuidado al trabajo.

—Te quiero.

—Yo también te quiero —respondió mientras se acercaba a la puerta.

Antes de abrir la puerta se acomodó la chaqueta de la escuela junto a las correas de su mochila. Blake se encontró con el chico de la mirada azulada frente a ella, vestía lo mismo de todos los días, pero por alguna extraña razón, Blake sentía algo diferente en él.

—Hola —saludó él primero.

—Hola —le devolvió el saludo mientras salía de su casa y cerraba la puerta detrás de ella—. ¿Listo para irnos?

—Sabes que sí.

Ambos bajaron las escaleras del pórtico para comenzar a caminar por el pequeño camino para así comenzar con su ruta diaria a la escuela.

—¿Pudiste desayunar algo esta mañana? —preguntó Luke cuando ya se habían alejado lo suficiente de sus casas.

—No —respondió mientras sacaba sus audífonos del bolsillo de su chaqueta.

—¿Estoy pasando demasiado temprano? Si es así, puedo pasar más tarde para que así tengas tiempo de comer algo en la mañana antes de venir a el instituto —sugirió.

—No es necesario que lo hagas, además la hora en la que nos vemos esta bien, sólo que esta mañana me ha costado más poder abandonar mi cama —confesó. Ella conecto los audífonos a su celular y se colocó un audífono para después ofrecerle el otro al rubio—. ¿Quieres escuchar música conmigo?

—Mi respuesta siempre será sí Blake —susurró y tomó el audífono para ponérselo—. ¿Ahora no traes los cassettes contigo?

—No me gustan llevarlos a la escuela, no quisiera que se me estropearan. Este mes es demasiado caótico, nunca sabes con exactitud si lloverá o habrá un calor infernal.

Luke soltó una risa y dejó de verla para ver al frente, Blake no perdió mucho tiempo al buscar la canción que quería escuchar y esa era Yellow de Coldplay. Una de sus favoritas.

En ocasiones de manera inconsciente ambos comenzaban a caminar un poco más lento y sus pasos se sincronizaban, esto solía pasar cada vez que Blake sugería escuchar musica durante el camino. Se había convertido en una especie de costumbre.

Blake iba viendo al frente concentrándose en la melodía, mientras que Luke la observaba de reojo, no sabía exactamente cual era la razón por la que ahora sus pecas eran más visibles. Y también pudo notar la existencia de varios lunares en el rostro de la chica.

Desde que Luke tenía memoria, siempre se había interesado por cada pequeño detalle en una persona y durante el tiempo que lleva conociendo a Blake se ha podido dar cuenta de que ella tiene tantos pequeños detalles. Tantos que le era casi imposible poder prestarle atención a uno en específico.

Blake era un persona completamente única.

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