ix. Comandando secretos se guarda un espacio en el libro de la vida

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Una luz brillante me despertó y mi cabeza inmediatamente se sintió como si estuviera girando en una bolsa de burbujas.

—¿Se lastimó? —Alguien de voz masculina se escuchó a lo lejos. No podía concentrarme en algo preciso. Todo parecía pesado y abrumador.

—Tiene algunos raspones y un leve golpe en el tobillo derecho... Además, hay una gran posibilidad de que tenga comienzo de una hipotermia. Pero, debería estar bien con lo que le di... —Reconocí la voz del profesor Harvey. Traté de hablar, pero mi garganta se sentía muy seca. Abrí los ojos por completo y le vi, de forma borrosa, asomar la cabeza por encima de la mía—. Dame un momento, Nini. Te traeré un poco de agua.

Giré la cabeza un poco hacia un lado, gimiendo de dolor al hacerlo. A mi derecha, el chico que identifiqué fue Sam, que tenía sus brazos cruzados sobre su pecho y una mirada suave que se intensificó cuando notó que podía distinguirlo.

—Estás segura de tener un deseo de muerte, eh —murmuró, sacudiendo la cabeza mientras se acercaba a mí. Formé una pequeña sonrisa dolorosa, con mis labios partidos. Me dolía bastante la garganta y me dolía el cuerpo, especialmente las manos y las rodillas. Me desorienté por un momento—. ¿Cómo te sientes?

—Todo duele —logré hablar. Mi voz era apenas audible. Carraspé—. Caray. ¿Qué pasó?

—Me gustaría saber también.

El profesor Harvey vino hacia nosotros con un vaso de agua en la mano. Sam me ayudó a sentarme y giré para ver a su padre mientras recordaba el estúpido movimiento que hice. Con la intención de levantarme de la camilla, me detuvo—. Ya di una solución a tus poderes, Nini. Lo importante ahora es tu salud. ¿Cómo te sientes? ¿Mejor? ¿Bajó el frío? ¿Sientes los dedos? ¿Las piernas?

—Siento como si un camión me atropellara — confesé después de beber todo el líquido. Me hizo sentir mejor—. El tobillo sí me duele... Aguarde, ¿qué hora es?

—Tres de la mañana —El profesor Harvey respondió y jadeé—. Te encontramos hace unas dos horas...en el bosque.

Así que esa cosa rara había sido verdad.

Caray.

—¿Qué estabas haciendo en el bosque de todos modos? ¿Y bajo esta lluvia? —Sam frunció el ceño.

—Soy tan... Por las hadas, me voy a meter en tantos problemas. ¿Le dijiste al profesor Ross? ¿Él lo sabe? ¿Le dijiste? ¿Qué dijo? ¿Dónde está? ¿Viene para acá? ¿Estoy en problemas? Juro que no quería hacerlo. Es... — se me enredó la lengua—. Solo sucedió, profesor Harvey. Fui muy cuidadosa. Extremadamente cuidadosa, lo juro. Yo no... No sé qué pasó... —Estaba hiperventilando como un niño. El hombre calvo parecía un poco sobrecargado. Tomé una respiración profunda, con miedo. Mis labios temblando—. Lo siento mucho, profesor Harvey. Discúlpeme, entiendo si está enojado. Por favor, no me expulsen.

—No estoy enojado, ¿por qué te disculpas? Y no te vamos a expulsar. No has hecho nada malo.

—No fue mi intención hacerlo. Lo juro.

—Oye, Nini, Nini... Eh, tranquila. — Sam inclinó la cabeza, el calor de su mano sosteniendo la mía mejoró las cosas. No me pudo importar menos que si quería atravesar algo, lo podría hacer. Entrecerró los ojos hacia mi cuerpo frío y lo vi cubriendo mis dos manos ahora secas para que pudiera recibir el calor—. ¿Qué no quisiste hacer? Nadie está enojado aquí, intentamos ayudarte, ¿de acuerdo?

—La tormenta... Los rayos, los truenos... Los árboles caídos... Fue mi culpa porque me asusté y no pude controlarlo. No sabía cómo. Y los truenos lo empeoraron aún más... Estoy muy... —La garganta todavía estaba irritada y mi voz rasposa—. Lo siento, profesor Harvey.

The lost of the hearts || Fate: The Winx SagaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora