xx. La niebla te engañaba y terminabas cazando a los que menos esperabas

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Para todos aquellos que tienen amigos, me preguntaba, ¿cuál sería el recuerdo que comparten juntos que más les gustaba?

Un verano atrás

—¿Te atreverías a comerlo? —me miró sin creerlo—, ¿sabiendo que viene de la tierra?

—Al final del día, todo lo que te metes a la boca viene de la tierra. Comes del huerto de la escuela, Sky.

—Hay algunas cosas que no, ¿no, Sky?

Puse mis ojos en blanco ante el comentario. Riven soltó un quejido al momento en que le lanzó el guante de cocina. Sonreí con satisfacción y levanté la cabeza del regazo de Brandon al ver bajar a Stella por la escalera de madera crujiente, sentándome bien en la silla. Levanté el vaso con el té de lavanda que ligeramente quemó mis labios.

Apunté con la barbilla a sus zapatos y regresé al castaño—. Qué sorpresa. No te van mal. Al menos tienes buen gusto para algo.

—¿Aparte de escoger buenos novios? —Echó su cabello hacia atrás con su hombro y le lanzó una sonrisa coqueta a Sky. Pretendí vomitar. Ella caminó por toda la sala y se detuvo junto al mesón de madera, apoyando su espalda baja de él—. Seguiré pretendiendo que no me has dejado esto en la habitación. Sé cuánto amas ser mi amiga.

—Es más como un regalo de espero te dobles el tobillo con ellos.

—Va de la mano con el collar que te regalé la semana pasada. Sigo esperando que se te olvide quitarlo y dejes más aire para los demás. ¿No creen que sería mejor así, chicos?

Cruzó los brazos sobre su pecho, dejando al descubierto las mangas colgantes de su blusa azul cielo atada a la cintura.

Brandon se interpuso entre las dos, levantando sus manos y tapando su vista. Ofreció una sonrisa chistosa—. Vaya, bien. Esta vez superamos el límite. ¿Somos amigos, todavía?

—¿Amigas? ¿Ellas dos?

Riven bufó, dando un trago corto a su pequeña petaca.

La transparencia del frasco engañaría a cualquiera menos a los profesores si lo vieran.

—Que me parta un rayo y se abra la tierra el día que Niniveth admita tener amigos... ¡Ah, caray! ¿Tenías que tirarme este también? Ya van tres en una semana. —Me lanzó una mirada de cansancio—. ¿No te basta con romper mi corazón, también tienes que acabar con la forma en la que manejo el dolor?

—Lo aprendí en clase, no pensé que sería útil saber mover mis fichas. —Le tiré un beso rápido y me forcé a no reírme cuando pretendió atraparlo en el aire y guardarlo en el bolsillo de su camiseta de cuadros grises y negros—. Ahora deja de llorar y busca algo para limpiar. Si Silva ve su suelo lleno de licor barato, ten por seguro que la pasarás mal en el estanque.

Eran así, los días. Normales. En lo que cabía. No había dramas más allá de los que cualquier persona de mi edad tendría. No había que preocuparse por estar cerca de hadas. No era un desastre. Lo único en lo que tenía que pensar era cómo buscar la forma de pretender que el chico que me gustaba no me gustaba. Aunque sin importar mi bajo perfíl, Sky de Eraklyon no sabía tomar una indirecta ni por que su vida dependiera de ello.

—¿Hablaste con tu mamá? Silva dijo que estaba llamando.

Corté las papas en cuadros y pasé la tabla de cortar para que él pudiera llevarlas a la olla alta con bordes ligeramente oxidados. Ya que nosotros pasábamos más tiempo allí los fines de semana que Silva, deberíamos encargarnos de velar por la apariencia de nuestros objetos de cocina. Al menos, los básicos. Cómo la olla sin agarradera o la tetera que calentaba de forma defectuosa.

The lost of the hearts || Fate: The Winx SagaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora