Capítulo 3: Hogar

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Aquellas vacaciones fueron simplemente espectaculares. Durante su tiempo ahí, ambos recorrieron la playa, caminaron por los grandes bosques e inclusive escalaron entre las montañas del lugar.
Esto último por supuesto lo propuso Katsuki, el Omega amaba el alpinismo y todo lo que tuviera que ver con la naturaleza. El Alfa no comprendía como su esposo podía tener tanta energía y resistencia, él apenas era capaz de seguirle el ritmo cuando Kacchan se adentraba en el bosque o subía las empinadas montañas.

Aquellas dos semanas pasaron más rápido de lo esperado, apenas se habían dado cuenta y ya debían tomar el avión de regreso a su hogar.

Cuando aterrizaron en la ciudad, Yamikumo los estaba esperando en el aeropuerto para llevarlos a la enorme mansión de la familia Midoriya.

Durante el trayecto a casa, Izuku se sentó de copiloto y comenzó a platicar animadamente con su hermano mientras este conducía.
El peliverde le comentaba de las maravillas que había visto en la isla y como Kacchan y él se habían divertido juntos, omitiendo por supuesto detalles más íntimos sobre los dos.

El rubio permaneció en silencio mientras observaba por la ventana del vehículo y los oía charlar, sin duda ese par se llevaban bastante bien.
Siempre lo habían hecho, desde que eran pequeños. Siempre estaban juntos y hacían todo lo que Katsuki ordenara, el rubio recordaba como lo volvían loco siempre corriendo detrás de él, gritando "Kacchan" "Kacchan" todo el puto día.

Una pequeña sonrisa se formó en el rostro del Omega al recordar aquello. Se incorporó observando hacia el frente del camino, se percató que el pelinegro lo observaba por el espejo retrovisor, sin embargo apenas él se dió cuenta este apartó la mirada. Katsuki no tenía idea de que era lo que ese par hablaba ahora, había dejado de escucharlos hace un momento.

Cuando finalmente llegaron, Izuku tomó algunas maletas y entró al lugar subiendo las escaleras hacia la habitación que desde ahora Kacchan y él compartirían.
Katsuki bajó algunas cosas mientras observaba la enorme puerta de la mansión, sin atreverse a entrar.
El rubio conocía muy bien ese lugar, después de todo vivió ahí desde la muerte de sus padres.
Pero de cierta forma ahora se sentía distinto, se había casado con Deku, se había convertido en el esposo de ese nerd.
Algunos podrían decir que había pasado a ser un Midoriya, después de todo cuando un Omega se casaba este adquiría el apellido de su Alfa. Pero el rubio había dejado bastante en claro que a él no le interesaba esas estupideces.
Si, se había casado, pero seguiría manteniendo su apellido.
¡Él era Katsuki Bakugo por todos los cielos!
Y ese nombre no cambiaria solo por casarse.

Izuku no tuvo ningún problema con aquello, de hecho apoyó enormemente su decisión, aun cuando inclusive el hombre encargado de acreditar su matrimonio se los cuestionó.

-¿Qué ocurre, Katsuki?- Preguntó Yamikumo a su ahora cuñado, al ver que este no avanzaba.

El recién mencionado se giró a observarlo.
-Nada- Se limitó a contestar, para después ingresar al lugar.
Le causaba cierta incomodidad que el pelinegro lo llamara por su nombre, tanto Deku como Yami le habían dicho "Kacchan" toda la vida ¿Por que ahora era diferente? Se supone qué todo seguiría igual que antes ¿no es así?

El Omega decidió restarle importancia a aquello, subió las enormes escaleras llevando sus cosas a la habitación.
Sin percatarse que desde la entrada, el pelinegro continuaba observándolo fijamente.

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Un par de meses después de su matrimonio, Katsuki dio su examen de ingreso para la U.A. a pesar de las criticas. A él no importaba lo qué dijeran, dió lo mejor de sí y podía asegurar que sacaría un excelente puntaje y tendrían que aceptarlo sin cuestionar.
Izuku y Yamikumo también habían dado el examen en la misma universidad, al ambos ser Alfas y de familia adinerada estaba casi seguro que tendrían un puesto asegurado.

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