Capítulo 11: Emociones

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Yamikumo manejaba a toda velocidad, lo había hecho toda la noche. Llevaba horas buscando a Katsuki, y aún no podía dar con su ubicación.
Lo había buscado en su departamento, con sus amigos e inclusive en casa de su madre, pero el rubio simplemente no estaba.
Tal parece que el idiota de su hermano se negaba a aceptar su derrota.

Cuando Izuku irrumpió en el departamento del pelinegro y este le soltó toda la verdad. Pudo ver la expresión de furia en el rostro del mayor.
Aquello le agradaba, observar cómo su "querido hermano" que siempre fue el primero en recibir todo, perdía aquello que consideraba lo más importante para él. Era simplemente maravilloso.

La verdad es que Yamikumo si se imaginó que este reaccionara así. El primer puñetazo por parte de Izuku fue directo a su rostro, dejándolo tendido en el suelo casi de inmediato. Pero el pelinegro no se dejaría golpear tan fácilmente, de una fuerte patada en la pierna derribó al peliverde, comenzando una fuerte riña entre ambos.

Yamikumo logró propiciarle algunos golpes en el rostro, pero en una pelea cuerpo a cuerpo, Izuku tenía claramente la ventaja. Había pasado 6 años en prision, había aprendido a luchar y defenderse de idiotas mucho más fuertes que su hermano.

Pese a que entre golpes le exigió al pelinegro que cancelara ese maldito matrimonio con Kacchan y le devolviera todo lo que le arrebató, Yami simplemente no desistió, aún si su hermano lo golpeaba incansablemente.
No fue si no hasta que el menor le dijo que llamaría a la policía, y con sus antecedentes era seguro que regresaría a la cárcel, que Izuku finalmente lo soltó.

Si eso pasaba, el idiota de Yamikumo tendría el camino libre para estar con Kacchan y quien sabe que historia le contaría esta vez sobre él.
Apresurado, Izuku salió de ese lugar. Necesitaba hablar con Kacchan, llevárselo consigo lo más lejos posible de su hermano.

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Katsuki se sentía agotado, tanto física como mentalmente, eran demasiadas emociones en tan poco tiempo.
Luego de la visita de ese médico, Deku casi no se había apartado de su lado. Lo acompañaba hasta cuando tenía que ir al baño.
Aquella noche, el peliverde se acurrucó a su lado, hundiendo su rostro en el cuello contrario y acariciando el vientre del Omega.

Para Katsuki, eso se sentía realmente mal, Deku estaba demasiado feliz con ese embarazo. ¿Siquiera pasaba por la mente del nerd que habían tenido sexo hace muy poco tiempo?

Al llegar el alba, Katsuki sintió el reflejo del sol colarse por la ventana y darle casi directo a los ojos. Rápidamente trató de girarse, no había podido pegar un ojo durante toda la noche.

-¡Buenos días Kacchan!- Lo saludó tiernamente el peliverde mientras abría pesadamente los ojos.
-Buenos días pequeño-
Izuku dirigió un tierno beso en el abdomen del rubio para luego subir hasta el rostro de este y darse un casto beso en los labios.

Katsuki no creía ser capaz de soportar aquello por mucho tiempo, tendría que decirle a Deku.
-Deku, yo...-

Antes de que el rubio tuviera tiempo de hablar, Izuku se levantó de forma apresurada. Debía preparar el desayuno para su amado Omega y su cachorro, en unas pocas horas debían partir hacia la consulta del médico.

Luego de desayunar y darse un baño, acompañado en todo momento por el Alfa, Katsuki se vistió y alistó para aquella visita al médico. No había otra forma, más temprano que tarde Deku se enteraría de la verdad.

Cuando subieron al vehículo, Katsuki se permitió observar el lugar donde se encontraban, era una pequeña cabaña oculta entre los verdes árboles nativos de un bosque. Ese era un lugar bastante apartado, casi oculto del resto.
También pudo percatarse que Deku cojeaba ligeramente del pie derecho ¿Qué le había pasado? Tal vez por eso era que ese chico de cabello de dos colores era el que conducía el automóvil.

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