La repentina llegada de una niña peculiar, Ivette Renard, sembró un caos «inocente» en la guardería Superstar.
Ella era su objetivo, quedaba como anillo al dedo para aquella botarga bailarina, que rondaba en el centro comercial quién sabe por qué. B...
Las luces se apagaron, Sun se transformó, ¿¡qué rayos hago ahora!? Estoy asustada, ¡pero no lo admitiré!
Una transformación más tarde, Moon miró sus manos y después a mí, temblé un poco en mi lugar y sin que me diera cuenta, él se acercó hasta donde yo estaba.
Cerré los ojos, esperando un ataque o algo... pero nunca pasó.
— Lo siento...─, me dijo casi susurrando, ah, con que de eso se trataba─. Ese no era yo, o bueno, no por completo pequeña, si te asusté, prometo que no volverá a ocurrir─. Oí la puerta detrás de mí abrirse, por lo que deducí que era mi hermano, así que actué como si nada malo pasara.
— Entiendo... aún así, no creas que mágicamente voy a perdonarte─, luego sonreí por mi fantástica respuesta.
—
Fin del Flashback—
Otra vez me encuentro en casa, dentro de mi cuarto con mi querido hermano, acababa de contarle lo sucedido, y me miraba incrédulo, ¡ni que fuera mentira!
— E-Entonces, ¿está todo bien co-?
— ¡Obvio no! No voy a perdonar a esa luna tan fácil─, interrumpí ya enojandome─. Primero quiero saber si realmente no era él mismo ese día, o si actuó de manera diferente ésta vez solo porque tú estabas presente.
— Le das muchas vueltas al asunto, no le guardes tanto rencor─. En eso, se levantó, había acabado de arroparme─. Ahora, será mejor que duermas, mañana lo volverás a ver.
— ¡Pero es sábado y debería estar cerrado!
— Habrá un evento especial de los Glamrocks, probablemente para generar más dinero...─, dijo susurrando eso último─. Por lo que yo también debo ir en caso de emergencia─, me respondió levantando los hombros, le dí mi mejor mirada de odio y me tapé hasta arriba con la manta.
Mañana será otro aburrido día.
[...]
El reloj marcaba las doce, ¿o tal vez once?, no tengo la menor idea, nunca supe entender la hora en ese tipo de relojes.
En fin, mi rutina del día: despertar, cambiarme, desayunar, e ir a la escuela, pero en este caso, iremos directamente al centro comercial en auto.
— Hoy abrirán un poco más tarde, entonces, ¡podrás jugar con Sun tú sola por dos horas!─, comentó mirándome por el rabillo del ojo.
— Wow, qué emoción...─, respondí rodando los ojos, ni que hiciéramos mucho─. Por cierto hermano, ¿qué hora es?
— Las diez de la mañana, ¿por qué?
— ¿¡Tan temprano!? ¡Los sábados son para descansar, no para levantarse temprano!─, me quejé cruzando los brazos.
— No es tan temprano... hey mira, ya llegamos─, cambió de tema señalando delante de él, ugh.
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Ivette y Eder entraron al gran local, siendo recibidos por una impaciente guardia de seguridad.
— Quince minutos tarde, ¿sabes Eder?, tienes suerte de que el gerente aún no haya llegado─. Vanessa vió con enojo al nombrado, para luego dirigir su mirada a la menor─ ¿Ivette, cierto? Deberías ya ir con Sun, tengo unos asuntos que hablar con tu hermano.
— ¡Tratalo bien, por favor! Aún no sabe coquetear con chicas─, contestó la pequeña con una sonrisa malévola, echando a correr directo a las escaleras del enorme lugar.
— ¡Ivette! Agh, lo que me faltaba...─, refunfuñó su hermano detrás de ella. Notó enseguida una risa reprimida de Vanessa, la cual cubría su boca con la mano─. Un solo comentario, y hago que Roxanne te ataque─, amenazó apuntandola.
— Claro, claro, lo que tu digas... ¡Pfff!─ Y Vanessa echó a reir.
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[...]
⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀ —¿Sun, estás aquí? ¿Sun? ¡Oye! ¡SUN!─, gritó Ivette divisando al animatronico en el suelo, éste, a causa de los gritos de la niña, se despertó exaltado, girando su cabeza a todos lados para saber qué ocurrió.
— ¡E-Eh aquí estoy! Estrellas, ¿qué pas-? ¡Ivette!─, exclamó luego de su confusión abrazando a la menor, que gruñó en respuesta. Al soltarla, le habló─ ¿Cómo estás, sunshine? ¿Todo en orden?
— No, por supuesto que no, ¡es sábado y tengo que venir a este-! E-Eh, horroroso lugar...─ La menor de los Renard decidió no insultar, no sabía que tan inocente era Sun como para enseñarle malas palabras, muy irónico.
— Aw, ¡pero si este lugar es magnífico! Déjame pensar...─ El sol tomó una breve pausa y continuó─ ¿Qué tal... si hacemos un show de marionetas?─, opinó con emoción, Ivette juró haber visto estrellas en sus ojos, por lo que de todas maneras, el animatronico no dejaría de molestarla hasta que aceptase.
— De acuerdo... lo que tú digas─. La idea no le molestaba del todo.
— ¡Vuelvo en un santiamén!
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Con rapidez, el sol volvió con una caja, decorada con soles y estrellas, ésta llevaba escrito "Las marionetas de Sun", Ivette miraba con curiosidad el contenido de la misma.
Entre las que había, una llamó ligeramente más su atención, la marioneta tenía la cara blanca, parecida a una máscara, con ojos completamente negros y huecos, al igual que una boca formando una gran sonrisa. También, poseía mejillas rojas, y rayas moradas debajo de los ojos hasta la parte superior de la boca, por último, lápiz labial rojo.
La ojicanela inspeccionó el objeto una y otra vez, hasta que Sun se lo arrebató de las manos.
— ¿Verdad que es bonita? ¡La encontré en partes y servicios una vez!─, contó el sol sonriendo agradablemente.
— Sí... es bonita, aunque da algo de miedo... prefiero este de aquí─, tomó otra marioneta, esta vez, de un payaso con cabello color rosa y una expresión de estar gritando...
