★ Capítulo trece.

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─ ¡Ivette~! ¡Ya estoy preparado para volver a jugar!─ Un alegre Sun corría por Bonnie's Bowl buscando a su amiga, o eso quería pensar él que eran.

Los divisó, y en plural porque Eder no había nombrado que ella se encontraba junto a Bonnie.

El animatronico conejo le enseñaba a la niña cómo arrojar la bola, pero siendo sinceros, esta pesaba más que Ivette.

─ ¡Se caerá mi mano! ¡Es m-muy pesada!— La pelinegra no perdía oportunidad para quejarse, Bonnie por el contrario, reía tiernamente al verla esforzarse.

─ Escucha, tomemos un descanso, además... Sun ya está como nuevo—, avisó apuntando al nombrado, que se acercaba rápidamente hasta ellos, al punto de abrazar a Ivette con felicidad cuando llegó.

─ ¡Hoo, hoo, hola de nuevo, amiga!—, exclamó perfeccionando más el abrazo.

¿Amiga?—, dijo en un susurro la menor.

No lo analizó mucho, nunca le había concretado a Sun si eran o no amigos, pero él hizo todo el trabajo. Ivette se encontraba ¿Feliz? ¿Enojada? Ni siquiera tenía idea ella misma de qué sentir.

Pero esa conversación quedaría pendiente, puesto que repentinamente toda la luz se apagó en la bolera. Un jadeo sorprendido salió de la boca de cada uno de los presentes, el sol dejó de abrazar a la pequeña, sintiendo como iba a transformarse.

─ ¿M-Moon, eres tú ahora mismo?—, preguntó con algo de temor el animatronico contrario.

─ Sí... Bueno, creo que deberíamos de advertirle a Vanessa sobre los apagones repentinos...— Pero la luna sentía que algo no andaba bien, presentía algo raro, algo extraño en él mismo.

Antes de que Bonnie pudiera contestar, oyó la risa ronca y siniestra de una cuarta persona... ¿O animatronica?

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Grandes y pesados pasos metálicos retumbaron por todo Bonnie's Bowl, Moon instintivamente, tomó en brazos a Ivette, y la acurrucó contra su pecho, defendiendola de cualquier movimiento extraño.
La oscuridad era la especialidad de la luna, pero su reacción fue lenta, y Bonnie pudo presenciarlo primero.

─ ¡Son endoesqueletos, Moon! ¡Nos tienen acorralados!— Capaz de saber cómo funcionaban, se colocó de espaldas al asistente de la guardería, viendo en todos los ángulos que se le permitían.

Pero tampoco era suficiente, ya que ellos eran maquinas, sus ojos no funcionaban para detener a los endoesqueletos, solo una persona podía, y era Ivette.
Cuando los contrarios estaban a punto de atacarlos, una voz femenina habló, provocando que ellos paren su andar.

Así que, Ivette, al fin nos vemos en persona...— La pequeña nombrada, que hasta hace un momento mantenía los ojos, asustada y abrazando a Moon, abrió los mismos, y una vez se acostumbró a la oscuridad, se encontró con... ¿¡una coneja!?

─ ¿Q-Quién eres t-tú?—, balbuceando por el temor, se atrevió a preguntar.

No es necesaria una presentación...— A cada palabra, se acercaba más y más a los tres, ellos en respuesta se alejaban como podían, los endoesqueletos seguían allí— Ya nos conocemos, tú me haz visto.

La mujer conejo no mentía, el recuerdo que Ivette no pudo deshacer de su mente, la coneja apareció en uno de sus sueños, exactamente, en una de las siestas que tuvo en la guardería algunas semanas atrás. Al recordarlo, un escalofrío recorrió su espina dorsal, ¿era real?

─ N-No... tú solo eres una pesadilla—, murmuró pensando en cómo logró entrar en su mente, mil preguntas sin ninguna respuesta.

─ Tranquila, pequeña, lo será—, susurró por lo bajo Moon, captando la atención de sus dos compañeros—. Bonnie, intenta contactar co—.

Demasiado tarde—. Como si de un interruptor se tratara, Moon sintió una descarga, y en un rápido movimiento, le entregó en brazos a Bonnie a la niña. Seguido de eso, cayó rendido al suelo, temblando y gritando internamente.

─ ¡Moon!—, gritaron preocupados sus aliados.

Ya no puede oírlos—. Al decir aquello, una risa juguetona salió de ella— ¡Endos, denme a la niña!

Los nombrados se acercaron peligrosamente a la menor, comenzando un forcejeo entre ellos y el conejo morado. La tomaron de la cintura y tiraban de ella como si fuera papel, Bonnie oponía tanta resistencia como podía pero debido a la oscuridad, no pudo predecir que tres de ellos lo tomaron por la espalda, arrojándolo sin piedad al suelo. Como si de un enemigo derrotado se tratase, uno de ellos colocó su pie encima de él, inmovilizandolo.

Glamrock Bonnie había caído, al igual que Moon, y los endoesqueletos tenían en brazos a Ivette.

─ ¡No, no, no! ¡B-Bonnie, Moon, no me dejen con ella!— Con los ojos lagrimeando, la ojicanela intentaba quitar el fuerte agarre de las máquinas, pero su fuerza no se comparaba a la de ellos.

Ven aquí~—, canturreó la coneja, arrancando sin cuidado a la niña en brazos de los contrarios. La menor pudo presenciar, a pesar de la oscuridad, que no se trataba de una animatronico, sino de... una botarga, pero eso no la detenía de pedir por ayuda.

Acto seguido, la coneja blanca sacó un cuchillo del bolsillo derecho, mientras que con el brazo izquierdo sostenía a la inquieta Renard.

Lo sostuvo firmemente en el cuello de la niña, ejerciendo cierta presión como para hacerle un corte menor─ ¡A-Auch─, chilló de dolor la pequeña, el cuchillo era muy filoso.

─ ¡N-no, Ivette! Agh...— Moon estiraba su brazo en dirección a ella, el glitch púrpura en sus ojos y mente no lo dejaban ver ni pensar claramente, pero no caería, no de nuevo.

Tomó toda la fuerza posible, se levantó y corrió con tropezones hasta la coneja, derribandola y causando que los tres cayeran.

Glamrock Bonnie no desaprovechó la distracción que tenían los endoesqueletos, por lo que tiró con fuerza el pie del que tenía encima y lo arrojó al suelo. Sin tardar demasiado, se reincorporó y golpeó a ciegas a tantos como pudo, no saliendo ileso de allí.

Al mismo tiempo, la pelinegra logró salir de entre medio del nuevo forcejeo que se había formado, Moon presionaba los brazos de la desconocida contra el suelo, dejándola sin escape, pero ella, en un movimiento certero, pateó su cavidad torácica, provocando que cayera a su lado.

Sin perder tiempo, la coneja también intento escapar, antes de ser atacada por Bonnie, quien logró perseguirla una vez se levantó y él dejó fuera del ring a los Endos, luego, exclamó para ser recordada:

¡Yo siempre vuelvo!— Pero el conejo morado logró atraparla, ella pataleaba, y en ese momento, golpeó la barbilla del animatronico, provocando que la soltara y en consecuencia, él arrancara un pedazo de tela del traje— ¡Tú más que nadie pagarás por esto!—, amenazó una última vez, desapareciendo de allí.

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She's just kidding | FNaF Security Breach.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora