La repentina llegada de una niña peculiar, Ivette Renard, sembró un caos «inocente» en la guardería Superstar.
Ella era su objetivo, quedaba como anillo al dedo para aquella botarga bailarina, que rondaba en el centro comercial quién sabe por qué. B...
─ ¡AH!─ Y de repente, Ivette despertó exaltada, su respiración era algo entre cortada, tuvo otra pesadilla.
Quería llamar a su hermano, para que la consolara, pero se dió cuenta de que el mayor no estaba, aún seguía en la guardería, y eso la abstuvo de llorar o decir qué había pasado.
─ ¿Todo bien, sunshine?─ Una voz ya conocida se acercó, se arrodilló a un lado de ella, esperando su respuesta algo preocupado, la menor lo volteó a ver.
Pero por más de que lo pidiera, no podía, no se sentía preparada para decirle. No acostumbraba a abrirse a otras personas fuera de su hermano.
─ Nada, estoy bien... ─ murmuró desviando su mirada del animatronico. Levantó la mirada y vió al conejo ¿Acaso él no debería estar en la bolera? pensó la niña. ─ ¡Psst! ¿Por qué está aquí? ─ Preguntó señalando al antes nombrado.
─ ¡Oh, solo vino a lápices y hojas! Y por cierto ¡Dibuja conmigo!
─ ¡No! ─ Respondió levantándose de su lugar y enrollando la bolsa de dormir, para luego, ponerla debajo de su brazo, mirar a Sun y hacer un "¡hmph!" con la boca, indignada.
Para terminar con su acto, se acercó hasta la torre de las latas de pintura, y como era de esperarse tras ver una sonrisa juguetona de su parte, derribó las tres apiladas perfectamente.
─ ¡Limpiar! ¡LIMPIAR! ─ Otro espectáculo para los niños, que ahora ya no les daba miedo ver a Sun estresado de esa manera (claro, siempre y cuando ellos no derriben las latas y se las vean con él), sino que reían a carcajadas del caos que Ivette generaba. Todo era risas hasta que Sun sentenció.
─ ¡Rompedora de reglas, rompedora de reglas! ¡Estás baneada de la guardería! ─ Casi como si fuera automático, tomó a una muy confundida Ivette de los brazos, la arrastró hasta la salida y la dejó fuera de Play Area, pero antes de cerrar la puerta, le quitó la bolsa de dormir, e hizo el mismo gesto que ella.
─ ¡Hmph! ─ Y luego cerró la puerta.
La pequeña abría y cerraba los ojos sin entender qué había ocurrido, pero eso no detuvo las ganas de reír que le entraron. Caminó hasta las escaleras, siendo seguida con la mirada entrañada de algunos padres que allí estaban, no debaja de carcajearse, pero eso se terminaría una vez viera a su hermano esperándola al final de las escaleras.
Parado de brazos cruzados y moviendo su pie de arriba a abajo, levantó una ceja, interrogando con la mirada a su hermanita.
Una gota de sudor se le cayó a Ivette, tragó saliva y nada se le ocurría, hasta que: ─ Parece que al sol lo atormentó la tormenta, ¿eh, eh? ─ Intentó bromear formando pistolas con sus manos, más una sonrisa nerviosa.
─ Espero que estés preparando una buena disculpa en tú cabeza, jovencita. ─ Dió una vuelta sobre sus talones e inmediatamente, la niña notó como arrastraba su pie, intentando que no sea muy notorio.
─ ¿¡Q-Qué te ocurrió allí!? ¡Eder! ─ Llegó rápidamente hasta un lado del mayor.
─ Nada, luego te contaré.
⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀
⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀ [...]
Solo otra excusa barata como las demás, eso pensaba la ojicanela, algo harta de que nunca la dejaran saber qué ocurría, ya que Eder jamás le explicó sobre su herida. Todo siempre fue un secreto para ella y eso la estresaba. Quien solía ponerle un letrero frente a ella que la guiaba, era su abuela, ¿pero qué más daba? Nadie comprendía exactamente qué era lo que Ivette deseaba.
No sabía expresarse correctamente, solo buscaba algo de atención, creyó que comportándose de mala manera lograría su objetivo, pero... ¿Eso era lo que quería? ¿O sentirse cómoda con alguien que la acompañara en las buenas y en las malas?
⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀ Nada de eso importaría ahora, puesto que tuvo que hacerle una carta de disculpas a Sun, el cual, hacía dos días no veía.
Ya que el lunes, PizzaPlex estuvo cerrado por mantenimiento, y como si una estrella cayera en sus manos, Ivette fue invitada al primer cumpleaños de una de sus compañeras de escuela, por lo que pasó el día en casa ajena, claro, con permiso de Eder.
Él por su parte también se alegró, tal vez las cosas cambiarían a un rumbo mejor.
O no...
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─ ¿Es necesario que yo me disculpe primero? ¡Él me amenazó! ─ Demandó la pelinegra cruzada de brazos en el asiento del copiloto.
─ Ese fue Moon y además, yo ví claramente cuando te pedía disculpas, parece que ya es tu amigo de todas formas.
─ Yo nunca sería amiga de esos dos robots... ¡Ni siquiera deberían dejar que un niño se les acercase! ─
─ Bueno... ¿Fazbear Entertainment? ─ Eder recordó aquel periódico con el que primeramente conoció el PizzaPlex, "no nos hacemos cargo de muerte o desmembramiento". Siempre fue un chiste para él, hasta que ocurrió el incidente con el prototipo.
El ojicanela jura que le dió un escalofrío al recordarlo. ⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀
─ Heh, parece que a tu empresa le importa poco y nada qué le ocurra a sus empleados... ¡Simplemente hermoso! ─ Respondió sarcásticamente la menor, para luego, bajar del auto que detuvo su movimiento.
─ Bien, ¿preparada para Freddy?
─ ¿Qué? Te está afectando el sueño... ─ Ni siquiera voy a ver a Freddy, pensó Ivette a la vez que presenciaba una risa en su hermano.