La repentina llegada de una niña peculiar, Ivette Renard, sembró un caos «inocente» en la guardería Superstar.
Ella era su objetivo, quedaba como anillo al dedo para aquella botarga bailarina, que rondaba en el centro comercial quién sabe por qué. B...
─ ¡Hola! ¿Es usted Eder Renard?─, dijo una voz femenina al otro lado del teléfono.
─ O-Oh, sí soy yo ¿Eres la nieta del señor Therry?─ Eder estaba temblando de la impresión. Estaba tranquilo revisando a el enorme DJ Music Man (junto a otros mecánicos) cuando recibió un llamado de un desconocido, mintió sobre que era importante y se fue a una esquina para responder.
─ ¡La misma! Mi nombre es Margot, y bueno... estaba interesada en la propuesta que mi abuelo me dijo que tienes─. Ah, por supuesto, el rumor de que el joven sin padres, pedía a una niñera para su hermanita, se extendió por todo el vecindario.
─ ¡E-Eso es genial! Bueno, si quieres mañana en la mañana puedes venir a conocer la casa y... a mi hermana, por supuesto─.
Era su primera vez dándole trabajo a alguien, ¿qué esperaban?
Charlaron sobre algunos "requisitos" que Eder tenía y le explicó sobre su horario de trabajo. Le dio la dirección de su casa y no parecía tan lejos de la casa del abuelo de la chica.
─ Estoy de acuerdo, bien ¿a qué hora exactamente puedo ir?
─ ¿Te p-parece a las diez?
─ Allí estaré─, la emoción de la chica no pasaba de ser percibida por el mecánico, pero pensó que quizás lo hace para dar una buena impresión.
─ Muy bien... nos vemos, Margot─.
─ ¡Hasta pronto, Eder!─, y colgó.
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La oficial Vanessa es conocida por su gran exigencia, en ella y otras personas, aunque nadie sea consciente de que obtuvo ese trabajo de formas cuestionables. Tiene una doble personalidad indeseada, ¿quién solía ser? Ni ella lo sabe, quien realmente lo sabe es...
─ ¡Eder, te necesitamos con DJ! Deja de hablar con tu novia por teléfono─.
─ Ni siquiera tengo novia, Dave─, y que ni se le ocurra tener una o Vanessa irá a cazarla.
Observarlo desde lejos se volvió una costumbre, desde que él comenzó a sospechar de ella y después de ese gran incidente, la rubia estaba en la mira. Cada día su ser pedía a que todo volviera a como era antes, ella sermoneandolo por llegar tarde, y a él dándole completamente igual. Porque al menos podían hacerlo, al menos charlaban en un ambiente laboral tranquilo.
─ ¡Oficial Vanessa!─ llamó a su nombre un empleado. ─ La necesitan en el atrio, el show de los Glamrocks está por comenzar y debe vigilar la zona─.
─ Enseguida estaré allí─, respondió, el contrario asintió y se fue. Le dió una última mirada al mecánico, quien luchaba para que DJ no se durmiera y aplastara a otros compañeros. Vanessa hizo una sonrisa traviesa, pero realmente lo que quería era sonreír sincera.
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