Día 5 (parte 2)

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Se hundía, sintiendo como el agua amenazaba con entrar en sus pulmones hasta saturarlos por completo del agua salada en la que estaba sumergiéndose; sin embargo, el pobre hombre aún tenía un poco de fuerza para lograr forzarse a no abrir la boca ni la nariz. Intentaba zafarse del agarre que tenía sobre él por parte de aquellas dos oceánidas, las cuales nadaban a gran velocidad con la tremenda fuerza que ejercían con sus colas, sin embargo, era inútil, pues para ellas era pan comido ejercer resistencia ante los forcejeos del humano, después de todo el océano era su habitad; no supo en qué momento la luz proveniente del claro cielo había desaparecido de su vista, viendo ahora la luz oscurecida del profundo océano rodeándolo poco a poco mientras más se sumergía.

-N-no podre aguantar mas-pensaba con desesperación el samurai, sintiendo como la presión oceánica lo hacía sentirse cada vez más mareado.-necesito...oxigeno!-miro hacia todos lados en señal de algo a lo que pudiese aferrarse para no dejar que lo siguieran jalando hasta el fondo del océano, sin embargo, y para gusto de las dos sirenas que se habían dado cuenta de sus intenciones, no había absolutamente nada, más que simples algas clavadas en una que otra roca submarina, lejos de ellos.

Pensó que ya no podría resistir más, estando a su límite, escuchando como su corazón palpitaba con más fuerza, y como su vista comenzaba a nublarse, logró percatarse de los sonidos poco entendibles que las dos mujeres hacían; no podía entender lo que decían, pues el lenguaje que usaban, a comparación del que habían empleado antes, era completamente diferente, lleno de sonidos incomprensibles; sin embargo una cosa sí era segura para sasaki kojiro cuando volteo a mirar a una de ellas...y es que..se estaban divirtiendo con su sufrimiento.

-como pueden ser tan despiadados los seres marinos?-pensó con dolencia, recordando por un momento el rostro chiflado que el dios del mar le había dedicado durante su batalla anterior; sin embargo, sus pensamientos se vieron interrumpidos cuando fue sorprendido por una de ellas intentando arrancarle el brazo que sostenía, mostrando así su filosa y poco agradable dentadura a punto de encajarse en él; pues al parecer el hambre se había hecho presente en una de ellas.

Sasaki, como pudo, y a pesar de haber abierto la boca por unos segundos por el tremendo susto de ver esa boca abierta, logró evitar el mordisco desgarrador del ser marino; sin embargo, como consecuencia, dejó que el agua entrase en su cuerpo por accidente, provocando así, que sus pulmones estuvieran a menos de un minuto de colapsar.

Miró una última vez hacia arriba en la oscuridad del océano, sin poder apreciar nada más que eso, ni una pizca de luz asomándose, sin nada que pudiera hacer, pensando en lo mal que sería morir ahogado. Sabía que aquella sería su última vez y no podía más que aprovechar aquel momento de la única forma posible que podía hacerlo, pues si bien, rendirse es y siempre había sido su única elección, solo por esta vez, al menos en ese momento...quería seguir luchando hasta el final por su vida.

Fue ahí cuando, sin pensarlo, el moreno aprovechó la filosa dentadura de aquellos monstruos, raspando con fuerza su muñeca, haciéndola sangrar; aquello había sorprendido a las dos mujeres.

-por favor, aunque solo sea por esta vez, escucha a este viejo pidiendote ayuda-aquello fue lo último que pudo pensar el moreno, cerrando sus ojos lentamente, a punto de colapsar y decirle adiós a aquel mundo desolado en el que lo habían metido sin su permiso.

Sin embargo, no fue así como el destino tenía planeado acabar con su vida y aquello se lo dejó en claro cuando sintió una fuerza descomunal aproximarse a él con rapidez, fluyendo como una rafaga de viento, cayendo como un verdadero rayo.

Al instante y de un solo movimiento de mano, las dos oceánidas fueron descuartizadas por aquel hombre furioso; no hubo tiempo de reaccionar, de pedir disculpas y rogar por su vida, pues el dios de los mares ya estaba allí cuando sintieron como las destrozaba por completo.

Viviendo con un tirano.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora