• Capítulo 16: Un amor fugaz •

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A veces te enamoras de una foto

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A veces te enamoras de una foto. O de una frase. O de una sonrisa instantánea. Vamos a llamarle a esto un «amor fugaz».

Leonardo Martínez

***

Capítulo 16

—¿Terminamos, Alonso? —preguntó Atsumu quitándose el saco. Aunque el aire acondicionado estuviera encendido, no podía evitar sentirse asfixiado.

—Solo queda una por hacer. —preparó la cámara —Te necesito a ti —apuntó a Atsumu —y también a ti Shoyo.

El chico algo cohibido avanzó.

—¿Cuál es la pose?

—Por ahora necesito que se pongan sus uniformes de equipo, con eso se hará la foto.

Asintieron y se prepararon, en menos de cinco minutos los dos chicos estaban con sus uniformes negros. Una mujer se acercó a ponerles algo en el rostro para que se viera aún mejor.

El hombre jaló a Atsumu para ponerlo en su sitio, la espalda de Shoyo chocó contra el hombro de su amigo.

—Crucen los brazos —los dos obedecieron.

Las flashes comenzaron, las fotos iban unas tras otras. El cuerpo de Shoyo ya no estaba tan tenso como antes, su cuerpo y mente ahora era una con la cámara. Las poses variaron, y cuando menos lo esperaron, Atsumu tenía sus manos en la cintura de Hinata, mientras que este mantenía las suyas en el pecho de su amigo.

—Ardiente —musitó —Me gusta.

Las mejillas de Hinata se calentaron, bajó la mirada, no podía seguir viendo al teñido, por su parte, Atsumu solo sonrió. Lentamente Hinata salió del espacio en donde se encontraba, sintiendo el leve contacto de los dedos de Miya al irse alejando de su cintura.

Era un contacto nostálgico. Era imposible borrar sus recuerdos con Atsumu, porque después de todo, Miya despertó en el más que una atracción, también un profundo deseo, porque no era ciego, su colocador era guapo, divertido, carismático y con muchas cualidades más. Cualidades que le hicieron caer en sus redes.

Sus miradas se encontraron y por un momento los recuerdos de sus días como pareja volvieron, habían sido buenos momentos, sin embargo, ahora simplemente deseaba no haber roto el corazón de Miya. En ese instante, deseó jamás haberse sentido atraído por el joven Atsumu, porque fuera como fuera, lo había lastimado.

—Llegarán en una hora —le dijo Alicia, asistente de Alonso en voz baja —¿Los traigo acá al llegar?

—Sí —contestó y tomó la última foto.

El fotógrafo guardó su cámara y demás, se dirigió a la puerta, pero antes de salir se detuvo y miró a los dos jóvenes.

—Cuando vuelva seguiré con las fotos de los integrantes restantes —les informó.

«Juntos Somos Invencibles»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora