—Los amores pueden terminar en una noche.
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Capítulo 14
La fiesta terminó luego de unas horas, sus amigos decidieron quedarse en un Hotel, ya que la casa de los chicos no tenía gran espacio para ellos y la hermana de Tobio y la de Hinata se quedarían con la pareja, ya sentían que era suficiente interrupción en el hogar de la pareja como para agregar a más entrometidos a su casa. Metieron a la cajuela todos los regalos del chico, que fueron demasiados. Abundaban demasiados balones de voleibol, bolsas llenas de ropa, una que otras chaquetas deportivas, inclusive había unos cuantos libros. Takato y Zodd subieron a la otra camioneta que hace unas horas habían llevado los guardaespaldas de Tobio al local de la fiesta. No entraban todos en el otro auto.
Desplegaron las dos camionetas y comenzaron el recorrido hacia la casa del azabache. En el otro auto iban las dos mujeres, quiénes venían riendo y molestando a los hombres.
Hinata se sentía cansado, su cuerpo dolía, y sus pies le estaban matando. Ni siquiera bailó, pero tener que estar parado y andando de un lado a otro era una tortura total. Una cosa era sacrificar sus piernas por el voleibol, y otra muy diferente por bailar. Al ingresar al coche y poder tener el hombro de su novio a su disposición terminó durmiendo. Tobio tomó la mano de Shoyo y la entrelazó a la suya, amaba ver la diferencia que había entre la palma del pelinaranja y la suya. Ver como aquella piel suave y lisa ahora era más dura, sus dedos tenían algunos callos y estaban más rasposas, pero para él eran perfectas.
En el transcurso del camino se dedicó a ver todas las fotos que había tomado, deslizó la pantalla una y otra vez, para al final volver a la misma foto. Tenía una seria obsesión con aquella imagen. Pero como no, él y Hinata. Una de sus primeras foros como pareja, sin contar la del beso. En aquella foto él estaba a lado de Hinata, sus brazos rodeaban la cintura del chico. Su mentón descansaba en el hombro de su pareja, y lo que más le gustó a sus hermanas de aquella pose, fue la gran mirada que le dedicaba azabache a Shoyo. No podían decir que no lo amaba. No cuando sus ojos desprendían una amor tan intenso. No cuando la sonrisa que le dedicaba destellaba mil colores.
Había más fotos. Tal y como lo era en donde Hinata le embarraba el pastel en la cara y ambos sonreían como idiotas. Había más en donde Hinata se acercaba a Tobio y se ponía de puntillas para poder alcanzar sus labios. Luego estaba la foto de Kageyama cargando a Hinata y todo para poder cumplir el capricho de escuchar la canción que le estaba dedicando. Pero no podían culparlo, era una oportunidad única. Tener los labios carnosos de Hinata dedicándole una canción. Escuchar su voz temblorosa debido a los nervios. Sentir su respiración agitada. Si, eso era un privilegio para él.
Llegaron al apartamento de Tobio, el azabache tomó a su chico al estilo nupcial, y este no se dio cuenta ya que estaba profundamente dormido. El azabache sonrió al escuchar los balbuceos de su novio. Al llegar le pidió a uno de los hombres que le abrieran la puerta para poder dejarlo en el cuarto, lo acostó de manera gentil y cubrió su cuerpo con la sábana.
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«Juntos Somos Invencibles»
Fiksi PenggemarHinata y Kageyama son conocidos como un dúo algo peculiar debido a las tantas diferencias que manejan. Bien podrían ser comparados con el sol y la luna. Tal vez algo habría cambiado si alguno de los dos jugadores hubiese dicho lo que su corazón mant...