• Capítulo 23: Primera cita •

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—Y ahí

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Y ahí... entre todos sus gustos raros, estaba yo.

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Capítulo 23

17/03/2019

Habían pasado dos semanas desde su momento cursi según Hinata. Después de haber escuchado las canciones decidieron salir a caminar y una que otra vez Hinata tuvo que detenerse a tomarse fotos con personas que aseguraban ser sus fans, el pelinaranja no tenía ningún problema con ello y tampoco Tobio, le agradaba ver a Shoyo sonreír.

Al regresar a casa Tobio hizo todo lo posible porque Hinata se lanzara a besarlo y para que todos esos besos desenfrenados pasaran a otro nivel que incluía una cama, sin embargo, Hinata siempre terminaba apartándose con una sonrisa, en donde le decía que no iba a perder por ningún motivo. 

Hinata por su parte, hizo lo mismo con el azabache; le daba besos en el cuello, llevaba sus dedos a cada abdominal de Tobio, lamía su barbilla y sin embargo, no encontraba a su novio nervioso. Era como un témpano de hielo, no se inmutaba ante nada y tampoco daba alguna reacción.

Días después fue cuando comenzó a disfrutar más el juego, ya que al inicio su novio se veía realmente indiferente, pero con el paso de los días esas barreras iban cayendo lentamente. Su lenguaje corporal lo delataba. Su cuerpo se ponía tenso ante sus caricias, respiraba más lento de lo usual, sus ojos se tornaban más oscuros de lo normal, ese azul cielo se convertía en un azul tormenta.

Ninguno estaba dispuesto a caer. Ambos estaban muy orgullosos como para dejarse ganar, ninguno tenía ganas de rendirse. Querían seguir con aquel juego que subía su excitación a niveles exorbitantes, porque después de quedar con las ganas de más toques, el juego iba subiendo de nivel, sabían que a la próxima ninguno se acercaría solo con besos o con toques sutiles, sacarían más de su armamento para hacer caer al contrario.

Ambos chicos llegaron a la casa de Kageyama y al ver la cama no dudaron en lanzarse contra ella. Iwaoi era demasiado exigente en cuanto a sus entrenamientos se trataba. Hinata estaba demasiado feliz de estar en la selección, pero ahora deseaba unas horas más de sueño.

Unos días después de haberse enterado le mandó un mensaje a su amigo Oikawa, quien al saberlo no dudó en felicitarlo y hacerle una videollamada en donde estuvieron hablando por horas. Tobio de vez en cuando se acercaba y en cuanto lo hacía, el jugador Argentina no dudó en mostrarle una cara de desprecio.

—Tobio —le llamó, pero su novio estaba casi durmiendo.

—¿Qué sucede?

—Vete a bañar.

—Ya voy.

Sin embargo, el joven no se levantó.

—Ve.

«Juntos Somos Invencibles»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora