• Capítulo 27: Prioridad •

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—Déjame amarte, yo cambiaré tus miedos por felicidad, tus debilidades por fortalezas y tu tristeza por sonrisas

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Déjame amarte, yo cambiaré tus miedos por felicidad, tus debilidades por fortalezas y tu tristeza por sonrisas.

***

Capítulo 27

—¿Están huyendo? —preguntó la mujer de tez negra.

Tanto Shoyo como Kageyama pasaron por su lado, corriendo. Tenían una gran sonrisa en los labios.

—No —respondieron Takato, Kidd, Zodd y Lyd.

—Solo tienden a alejarse del mundo y…. Oh, sí están huyendo.

Kageyama y Hinata ya estaban saliendo del estacionamiento en una de las camionetas que habían traído consigo. A Kidd no se le hacía raro, puesto que, de vez en cuando a Hinata y Kageyama les gustaba estar solos sin tenerlos a ellos por detrás.

Como semanas atrás cuando hicieron su intento de cita, ellos no los acompañaron hasta su piso porque captaron la desesperación que tenían ambos para llegar y de igual forma, el ambiente era demasiada información sobre lo que querían hacer.

—Siganlos —ordenó Kidd.

Lyd se subió a su moto, Zodd al volante del auto, Kidd al copiloto, Matt, Takato, Sky y Lucas en la parte de atrás. Algo apretados, pero era lo que tenían, Hinata y Kageyama se habían llevado la otra camioneta.

***

Los días siguientes después del partido fueron relajantes. O eso les gustaba creer.

Cada mañana era una continua tortura, en espera de algún nuevo paquete o carta, de forma milagrosa nada de eso se presentó. Las visitas de sus padres siguió ocurriendo, la madre de Hinata los visitaba cada tarde para poder cenar con ellos, Natsu y Tobio tenían una serie que veían de forma conjunta, Shoyo no desaprovechó la oportunidad para decirle a su hermana “que le estaba robando a su novio”.

Hinata se sentía tranquilo, pero no era un idiota, sabía mejor que nadie que su acosador solo estaba dándole respiros falsos, pero ya lo tenía decidido, no iba a darle el gusto de tenerlo con las uñas en la boca o con el miedo a salir. Iba a disfrutar de la falsa tranquilidad con sus seres queridos, iba a sonreír, iba a besar a Tobio, saldría a ver a sus fans, jugaría el deporte que tanto amaba, y la persona podría lanzar su ataque cuando quisiera, no iba a detenerse.

Días después apareció el padre de Tobio, vestido con su traje elegante, el cabello peinado y los ojos más azules jamás vistos. No podía evitar pensar que su chico se parecería a ese hombre al estar en sus cuarenta. Sería muy guapo, porque lo que había dicho Azumi no era una exageración, el hombre era demasiado guapo. Su cuerpo estaba en forma, la espalda era ancha y perfecta, su perfil era igual de increíble que el de Tobio, tenía una mirada fría y calculadora. A palabras del azabache, sabía que su suegro se ejercitaba y cuidaba de su físico.

«Juntos Somos Invencibles»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora