🍓Prólogo🍓

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Estamos en pleno siglo XXI, año 2022, un tiempo en el que "supuestamente", Alfas, Betas y Omegas somos iguales y tenemos los mismos derechos. Aunque lamentablemente la realidad no es ni parecida a ello, aquí al menos, en Seúl, no era así. Todos vivimos bajo el régimen de una sociedad alfista, las familias enseñaban a sus menores desde edades muy tempranas las normas bajo las que se regía nuestra ciudad en específico.

Los alfas son el eslabón más fuerte de la cadena, la punta de la pirámide, provistos de un fuerte aroma y gran musculatura, además de su infalible voz de mando, eran los encargados de proteger y mantener económicamente a su familia, eran quienes tenían la última palabra, los jefes de la casa, los únicos capaces de dirigir grandes empresas u obtener trabajos realmente importantes.

Los Betas, realmente personas para nada indispensables, eran los segundos en la cadena, no tenían la fuerza de un alfa, pero definitivamente eran más importantes que los omegas. Se desempeñaban en trabajos sencillos, laborando en oficinas o universidades. No eran para nada imprescindibles

Y entonces vienen los omegas, aquellos pequeños pero sensuales y bonitos omegas que debían comportarse de manera sumisa y hacer caso en todo a su alfa. Su único propósito era concebir y ser un lindo adorno en su casa. No podían refutar ni la más mínima pequeñez a su alfa, siendo los más bajos de la cadena, la base de la pirámide de poder, eran los encargados de criar a los hijos y atender las cosas de casa.

Así había sido siempre y así seguiría siendo, a pesar de que poco a poco más movimientos anti-alfistas comenzaban a promoverse, todos allí tenían bien arraigado la tradicional familia encabezada por un alfa. Yo también solía pensar así, y es que mis padres desde que tengo uso de razón me lo veían repitiendo

Debes encontrar un buen alfa Jimin

Debes obedecer a tu alfa en todo si no quieres problemas

Un buen omega se queda en casa a cuidar de sus hijos

Frases típicas que mi madre no se cansaba de repetir, y definitivamente, eran pensamientos que me llevarían a tener una vida de miseria, y no me refiero específicamente a lo material.

A mí corta edad de 17 años encontré a mi Alfa destinado, a ese que la Diosa Luna hizo específicamente para mí. Lamentablemente encontrarlo fue una de las peores cosas que pudo haberme pasado en la vida. Luego de tres meses de estarme cortejando finalmente acepté ser oficialmente su novio, Taemin era un chico de buena familia y mis padres se pusieron más que felices cuando les dimos la noticia. Yo me había ilusionado tanto con él, ese alfa se había convertido en mi vida, lo amaba más que a nada y solo la Luna sabe que intenté ser el mejor de los omegas para él. Lo había amado desde el primer segundo en que lo vi el primer día del último año de instituto, había llegado nuevo de otra cuidad y era noticia en nuestra escuela, omegas y betas suspiraban al verle pasar, y es que Taemin era un chico realmente hermoso, alto, con una musculatura marcada, un rostro perfecto y sedoso cabello rubio , fue imposible para mí no caer enamorado de él, más aún al escuchar a mi lobo aullar de felicidad repitiendo la palabra "Alfa" como un bucle.

Luego de un año de noviazgo me entregué a él por primera vez y me dió el "honor" de ser el omega que llevara su marca en el cuello. Luego de unos meses de la dichosa marca decidimos irnos a vivir juntos a un pequeño apartamento en las afueras de Seúl, era un lugar tranquilo y bonito. Los primeros años juntos fueron una divinidad, nos amábamos mucho y los mimos y caricias no faltaban nunca, pero con el tiempo, lastimosamente, todo se fue a la mierda. Taemin comenzó a llegar de mal humor a la casa, o a veces ni siquiera llegaba, pensé que cuando le diera la gran noticia de que llevaba en mi vientre a su hijo las cosas volverían a ser como antes pero la verdad es que no fue así, todo lo contrario. A partir del tercer mes comenzaron las peleas sin sentido y los gritos y ya para el octavo mes Taemin lograba someterme con su voz de mando cada vez que hacía el intento de reclamarle algo

Las cosas se asentaron un poco cuando nuestro Seokmin nació, por unos meses volvió a ser el alfa cariñoso que yo conocí, pero para mi mala suerte ese período no duró mucho, y lo peor es que ahora no solo me gritaba y utilizaba su voz de mando en mí, sino que había comenzado a golpearme. De muy mala forma aprendí que debía ser completamente sumiso ante mi Alfa, justo como mis padres me habían enseñado.

Llevaba de esa forma cuatro años ya, a mis 25 años era un omega dócil y cobarde, apenas y encontraba valor para mirar a mi Alfa a la cara, me mantenía todo el tiempo en casa cuidando a mi pequeño retoño, solo salía de casa a hacer las compras, de otro modo mi Alfa me prohibía salir de nuestro hogar.

Estaba harto, cada día le rezaba a la Diosa para que me diera fuerzas para soportar toda esta situación, muchos pensarían que sería fácil huir, pero abandonar a mi alfa destinado estando marcado significaba una muerte segura para mí, y no me podía dar el lujo de morir, tenía un pequeño al que criar y cuidar, Seokmin es lo más importante en mi vida y de ningún modo iba a permitir que se quedara solo junto a Taemin, no es que este lo maltratara, solo que lo ignoraba la mayor parte del tiempo.

Lo que más me dolía era ver la carita triste de mi cachorro cuando mi alfa me golepaba o cuando quería la atención de su padre y este solo lo ignoraba, sé que el ambiente en el que vivíamos no era el mejor para un niño de 4 años, pero la situación estaba fuera del alcance de mis manos y nada podía hacer para cambiarlo. Solo podía pedir para soportar unos años más, hasta que mi cachorro cumpliera la mayoría de edad y se alejara del ambiente tóxico de este hogar, si es que podía llamársele así aún.

Gracias a la Diosa en el futuro me daría cuenta de que no todo está perdido, ese alfa de cabello grisáceo y sonrisa de conejo llegaría a mi vida para darle un giro de 180° grados y demostrarme que no todos los alfas son unos idiotas sin cerebro que solo se dejan guiar por sus instintos. Me devolvería la esperanza que tenía perdida de poder vivir feliz y en paz junto a mi pequeño cachorro

I Don't Care ♡ KookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora