Capítulo 14

912 83 11
                                    

Después de aquella maravillosa semana que pasé a todas horas con Jennie, las dos tuvimos que regresar a nuestros deberes. Ella a su clí­nica y sus pacientes y yo a la facultad y mis prácticas. Sin embargo, cada tarde tan pronto terminaba en el hospital, me acercaba a su casa y pasábamos un rato juntas. Era incapaz de pasar un día completo sin verla. Necesitaba, al menos, aquellas dos horas diarias, aunque estuvieran siempre centradas en mis estudios. Jennie siempre me ayudaba y yo agradecí­a que lo hiciera, porque cada vez me costaba más concentrarme en algo que no fuera ella. Solo me dejaba libres los viernes por la noche y los fines de semana. En ocasiones ni eso. Estaba tan empeñada en que no descuidara mis estudios, que era casi peor que mi madre. Muchí­simo peor,lo fui descubriendo con el tiempo.

Comenzamos a frecuentar el Havet las noches de los fines de semana, aunque yo prefiriera estar a solas con ella. Rose me rogaba por ver a Jisoo y así yo podrí­a ver también a Jennie. Era la excusa perfecta, según ella. Lo que Rose no sabí­a, es que yo ya la veí­a y no necesitaba aquellas noches en compañí­a de tanta gente, que lo único que hací­an era distanciarnos más. Me veía obligada a cambiar mi actitud frente a los demás. Ya no podí­a abrazarla en público y echaba dolorosamente de menos su proximidad física. Aun así­, entendí­a a Rose cuando me decía que necesitaba ver a Jisoo, yo misma había experimentado el vacío y la angustia cada vez que pensaba que algo pudiera alejarme de Jennie. Rose era mi amiga y estaba dispuesta a mantener esos encuentros por ella. No obstante, me negaba a revelar a nadie la extraña pero especial relación que existí­a entre Jennie y yo, aunque nunca fuera más allá de simples abrazos y caricias. Me conformaba con aquello a pesar de que deseara mucho más. BamBam también se uní­a a aquellas noches de música con la esperanza de ver a Jackson, el castaño amigo de Jara que habí­a conocido en BouAzzer. Y lo conseguía, porque aquel chico aparecí­a con sus amigos, aunque BamBam mantuviera que era por las J's. Ya me habí­a dado cuenta de que Jackson mostraba un claro interés por BamBam y que las J's tan solo se habí­an convertido en una coartada. Sin saberlo, el grupo se habí­a convertido en la coartada perfecta para todos. Cualquier excusa era buena con tal de no revelarnos, los unos a los otros, nuestros verdaderos sentimientos. Alexa también se dejaba caer por allí­ con sus amigas. Una noche, en la que habí­a bebido un poco más de la cuenta, se acercó a mí iniciando una conversación. En realidad, no me apetecí­a entablar conversación con nadie que no fuera Jennie, pero no quise mostrarme maleducada y disimulé prestándole atención. Cuando al rato, mi mirada se cruzó con la de Jennie, volví­ a ver en sus ojos aquel brillo en el que ya habí­a reparado el fin de semana anterior. No me gustaba lo que leí­a en sus ojos. Estoy segura de que pensaba que ella estaba fuera de lugar y que yo tendrí­a que estar, como en aquel momento, divirtiéndome con la gente de mi edad. De una manera sutil, me empujaba para que así lo hiciera.

-Buenos días - saludó reflexiva.

Me esperaba apoyada en la puerta que sostení­a abierta para mí­ y su presencia me dejó sin aliento. No pude evitar recorrerla con la mirada y me pregunté si tendría idea de hasta qué punto la querí­a. La observé de cerca cuando estuve a su lado. Tení­a el pelo oscurecido por la humedad y sus ojos del color del chocolate desprendieron, como siempre, destellos claros bajo la luz del sol.

-Buenos días - respondí acariciándole la mano al pasar.

Me acomodé en el asiento del copiloto y la seguí con la mirada mientras rodeaba el coche. Nuestros ojos se encontraron a través del parabrisas, no desvié la vista, aunque me hubiera descubierto atenta a cada uno de sus movimientos.

-Te invito a desayunar - dijo bajo mi incesante mirada.

-Te invito yo.

-No, invito yo. Tú ahorra el dinero.

-¿Y para qué quiero hacer eso?

-Para tus cosas, no sé. Para lo que te guste.

-Bueno... tú eres lo que más me gusta en el mundo.

JENNIEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora