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Mis entrenamientos habían empezado y ahí encontré mi nueva distracción, había conseguido poder asistir a un gimnasio que estaba a unas cuantas calles de la casa, así me sentía más segura

—Ya me voy.— exclamé entrando a la habitación de Juan, él seguía acostado —Volveré antes de que termines directo.—

Empezaba mis rutinas desde muy temprano para poder volver a casa lo más rápido posible, aún me daba miedo salir sola pero entendía que Juan no podía acompañarme siempre

—¿Me dejas llevarte?.— preguntó poniéndose sus lentes y levantándose —Prenderé stream más tarde, quiero ver cómo entrenas.—

Sonreí mientras asentía, Juan se acercó rápidamente a mi y me dió un pequeño empujón para que me sentara en la cama

—Quiero enseñarte algo que aprendí.— murmuró y mi corazón empezó a latir rápido

Antes de que pudiera decir algo empezó a peinar mi cabello, me quedé inmóvil pero una sensación de felicidad llenó mi cuerpo

—¿Qué haces?.— pregunté aún sin moverme

—Estuve viendo vídeos tutoriales de como hacer trenzas y quería peinarte antes de que te fueras.— respondió mientras sentía que jalaba un poco mi cabello

—¿Viste videos de Yuya?.— me burlé y me jaló más fuerte

—No pero creo que con práctica la superaré.— exclamó

Pocos minutos después ya había acabado, me miré en un espejo que tenía por ahí, eran las trenzas más chuecas que había visto en mi vida

—Me lucí.— dijo orgulloso y yo no sabía cómo decirle que estaban mal

—Obvio que te luciste, me encantan.— sonreí siendo abrazada por él

—Ya vamos al gimnasio.— dijo soltandome un poco —No queremos llegar tarde.—

Asentí tomando su mano y saliendo juntos de la habitación, bajamos y antes de salir de la casa tomé una pequeña maleta donde tenía mis guantes, vendas, casco y una botella llena de agua

—¿No te falta nada?.— preguntó y yo negué —¿Segura?.—

—Si, guardé todo aquí en la noche.— respondí y él rió tomando de nuevo mi mano —¿Qué?.—

Sacó de su bolsillo mi celular y me lo dió, yo lo miré sorprendida

—Se quedó en mi cama cuando te levantaste.— explicó

—No sé que haría sin tí.— dije guardando mi celular de nuevo

—No sabes ni sabrás porque no me alejaré de ti.— besó cortamente mis labios

Salimos de la casa y subimos a su auto, afortunadamente aquel golpe tuvo arreglo pero había salido algo caro

—Solo me quedaré un rato mientras entrenas.— avisó —Acabo de recordar que tengo que tengo que prender temprano para jugar con Auron y los demás, la diferencia de horario es terrible.—

—No te preocupes, estaré bien y regresaré temprano a la casa, te lo prometo.— dije

El auto se detuvo, habiamos llegado, podíamos haber caminado

—Tengo media hora libre, ¿Vamos?.— preguntó y asentí mientras ambos bajabamos

Nos adentramos al gimnasio sin soltarnos de la mano y caminamos hasta donde pudimos visualizar a mi entrenador

—Puedes sentarte en la banca de allá.— indiqué señalando una banca frente al cuadrilátero

—Está bien, cuando tenga que irme te interrumpiré para despedirme de tí, no me iré sin un beso.— exclamó y reí

Ví como se fué a sentar y sonreí para por fin acercarme completamente a mi entrenador que estaba sobre el cuadrilátero

—No esperaba que trajeras público hoy.— dijo y reí

—Ya sabes cómo es Juan, quería venir.— respondí entre risas

Durante todo este tiempo había formado algo así como una amistad con él, no era un viejo gruñón así que conectamos bien

—¿Debería sacar mis guantes para que me ayudes a ponermelos?.— pregunté, no era que fueran difíciles de poner pero me tenía que vendar las manos antes

—No, el día de hoy probaremos tu resistividad.— informó y lo miré confundida —Te acostaras mientras yo golpeo tu estómago, además de saber golpear debes saber cómo aguantar el dolor.—

Suspiré sabiendo que esto era parte pesada del proceso

—¿Es muy necesario?.— pregunté y él asintío

Me resigné acostandome ahí, para entrenar usaba tops así que mi estómago estaba descubierto, esto dolería más

—Intenta aguantar lo mejor que puedas, si te duele mucho dime.— dijo y asentí

Agarró una pequeña tablita y empezó a dar golpes en mi estómago, al principio no dolía pero después empezaba a agarrar más fuerza y se estaba volviendo insoportable

—¿Crees que esto es necesario?.— preguntó Juan acercándose al cuadrilátero sin subirse —Creo que es un poco pesado.—

—Es parte del entrenamiento, debe estar preparada para cualquier golpe, esto le ayudará a acostumbrarse.— escuché que le respondió

—Pero le duele.— exclamó Juan preocupado

Me dolía tanto que no podía ni hablar pero sabía que no debía ser tan débil, había aceptado ese compromiso así que daría lo mejor de mí, nadie dijo que sería fácil

—El dolor es parte de este deporte.— dijo mi entrenador —No le puedes pedir a un boxeador que no sufra ningún golpe.—

Escuché como Juan suspiró y se alejó para volverse a sentar, eran tan protector conmigo y no quería imaginar cómo se pondría el día de la velada

𝐄𝐋 𝐂𝐇𝐈𝐂𝐎 𝐃𝐄 𝐋𝐀𝐒 𝐄𝐒𝐓𝐑𝐄𝐋𝐋𝐀𝐒 [JuanSGuarnizo X Tú]✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora