𝐸𝑝𝑖𝑙𝑜𝑔𝑜

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Tres años pasaron después de aquella boda y nos habíamos convertido en la pareja más querida de todo twitch, era normal ver edits de nosotros por todas las redes. Nuestra relación tenía altas y bajas, no todo podía ser perfecto pero aún así nos amabamos así que no habría nada que no pudieramos resolver

—¡Juan!.— grité desde el primer piso, teníamos una reservación en un restaurante y estábamos llegando tarde por su culpa

—¡Voy!.— gritó bajando las escaleras —No entiendo tu manía por gritarme, cuando decía que será un esposo maltratado lo decía bromeando.—

Reí un poco y ví como fué por las llaves de su auto, inmediatamente se las quité

—Yo conduzco.— pedí pero él se negó de inmediato —Ya tengo mi licencia.—

—La tienes pero no la haz ocupado.— recordó y lo miré mal —Eres un peligro para los peatones.—

—Por favor.— rogué y suspiró

—Está bien pero manejarás despacio.— condicionó y accedí inmediatamente dando un pequeño salto de alegría

Salimos de la casa y mientras Juan cerraba la puerta me apresuré a entrar al auto antes de que cambiara de opinión

—Por fin manejaré el gran Camaro, lastima que seguro está financiado.— canté burlándome y rió un poco mientras entraba

—Desde hace años que eres amiga de Spreen estás insoportables con esa canción.— se quejó —Tengo al enemigo viviendo en mi propia casa.—

—Abrocha tu cinturón.— pedí y él me obedeció

Arranqué el auto pero por alguna extraña razón arranco en reversa, frené viendo como Juan se asustaba

—Ya me arrepentí, yo conduzco.— dijo pero negué volviendo a arrancar, esta vez en la dirección correcta

—A partir de ahora seré tu chófer.— exclamé riendo al ver su cara de pánico, empecé a acelerar un poco más

—Hay un estudio que dice que cuando te enamoras tu coeficiente intelectual baja.— informó y me quedé confundida mientras conducía —Pienso que tiene razón, mi coeficiente bajó tanto que te dejo manejar aunque arriesgues nuestras vidas solo para verte feliz.—

Le dí un pequeño golpe

—¡Manos en el volante siempre!.— regañó y lo obedecí riendo —¿Quién te enseñó a conducir? Lo haces pésimo.—

—Me enseñó un chico llamado Juan Sebastián.— recordé escuchando cómo reía

—Pues te enseñó mal, deberías demandarlo.— dijo y también reí

Luego de unos minutos llegamos al restaurante, me estacioné mal aunque lo intenté, esto era realmente difícil. Bajamos del auto y entramos al restaurante, nos llevaron a dónde sería nuestra mesa y nos sentamos

Un mesero llegó, nos tomó amablemente nuestra orden y se fué.

—Mañana empieza una nueva serie de GTA, estaba pensando en que podríamos hacer un rol juntos.— sonrió y asentí

—Pero ahora quiero que seamos mafiosos.— comdicioné y rió

—Como mi bella esposa ordene, si quieres seremos una mala copia de los hermanos Gambino.— se burló y le dí un pequeño golpe

—Está bien pero yo quiero ser Carlo, me enamoré de ese pixel.— dije recordando cuando antes de conocer a Juan me había viciado con esa serie, su risa se apagó

—¿Me debería poner celoso de un personaje que no existe?.— preguntó y ahora yo reí —En Marbella Vice Raúl Salinas era insuperable.—

—Pero era un guarro.— recordé haciendo que volviera a reír

Seguimos charlando un poco hasta que la cena llegó, empezamos a comer y en algunos momentos yo le daba de mi comida mientras él me daba de la suya

—Feliz aniversario.— exclamó con la boca llena de comida, sonreí —Tres años y los que nos faltan.—

—Feliz aniversario Juanito.— dije sintiendo una sensación cálida en el pecho

A lo largo de estos años nuestra relación no se había desgastado, seguíamos igual que el día en que nos convertimos en novios. Hubo una época difícil para Juan dónde lo cancelaron en twitter por una tontería, era la primera vez que pasaba por una ola de odio tan masiva que lo hundió poco a poco, yo estuve ahí y juntos fuimos a un psicólogo, su ánimo mejoró e incluso se podría decir que brilla más que otros días, gracias a eso nos habíamos unido aún más, además siempre que tenía oportunidad mandaba a terapia a los demás.

Paré de comer al sentir un poco de náuseas y malestar en mi estómago, hice una pequeña mueca

—¿Todo bien?.— preguntó Juan al verme y asentí para no preocuparlo —¿Segura?.—

—Si, solo me dió náuseas la comida.— avisé

—¿Estás enferma?.— cuestionó y lo pensé un poco, no había tenido algún síntoma similar antes que esto

—Según yo no.— respondí —Igual mañana iré al doctor para descartar cualquier cosa.—

—Bueno pero mientras tanto debes comer.— dijo y negué —Si te da náuseas tu comida puedes comer lo que yo pedí.—

—No pasa nada si no ceno por hoy, de todas maneras siento que últimamente engordé un poco, tomé mis medidas para diseñarme algo y mi estómago creció algunos centímetros desde la última vez.— conté y Juan sonrió un poco

—Tienes náuseas y tu estómago está creciendo, ¿estás pensando lo mismo que yo?.— preguntó emocionado

—¿Gastritis?.— me burlé y me miró mal

—Iremos al doctor ahora.— informó llamando al mesero para pedirle que nos empaquetara nuestra comida para llevar y nos trajera la cuenta

Después de unos segundos por fin entendí a dónde iban las sospechas de Juan, no me molestaba para nada la idea de hacer crecer nuestra familia.

Cuando pagamos y nos trajeron nuestra comida salimos directo a donde habíamos dejado el auto, era obvio que Juan ya no me dejaría conducir.

—Intenta no emocionarte hasta que lo confirmemos.— pidió mientras subíamos y arrancaba, yo reí sabiendo que el que parecía emocionado era él

—Te prometo que controlaré mis emociones.— me burlé

¿Qué podría decir ahora? Cada vez que veía a Juan manejando, en directo, comiendo o incluso hasta hablando me sentía plena, estaba tan agradecida con el universo por ponerlo en mi vida y estaba segura de que no lo dejaría ir jamás.

𝐄𝐋 𝐂𝐇𝐈𝐂𝐎 𝐃𝐄 𝐋𝐀𝐒 𝐄𝐒𝐓𝐑𝐄𝐋𝐋𝐀𝐒 [JuanSGuarnizo X Tú]✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora