La vida de Sky Lerman se ha basado en tener una tragedia tras otra, algo sin fin como intentar contar todas las estrellas.
Sky nunca esperó que después de huir de casa su vida diera un giro drástico. Justo ahora no sabe cómo terminó viviendo en la...
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— ¡Jasper! —grita alguien en un susurro—. ¡Jasper Lewington!
Abro los ojos y veo una silueta afuera de mi tienda, la reconozco enseguida y con los ojos pesados me obligo a abrir el cierre de la tienda de acampar.
— Es de madrugada, Sky Lerman. Espero una buena razón para despertarme a esta hora —digo saliendo por completo de la tienda. Paso por mis brazos un jersey blanco, hace un poco de frío—. Una propuesta de matrimonio, por ejemplo.
Ella se ríe y toma mi mano. En la otra mano carga una gran bolsa.
— No mataste a nadie, ¿cierto? —pregunto. Ya casi me veo en Discovery Investigation.
"Muerte en Marte
Una inocente joven asesina a alguien mientras el resto desu su preparatoria duerme y después obliga al amor de su vida a ayudarla a deshacerse del cadáver"
Sí, ese sería el título.
Mientras máquina mil cosas mi cabeza, ella me hace caminar a través de árboles y palmeras. Aquí amanece más temprano, veo la noche aclarándose. En el horizonte hay indicios de un sol naciendo para dentro de quince minutos.
Salimos a la costa, una playa hermosa. Hay una zona rocosa donde el mar golpea con suavidad, el viento mueve nuestros cabellos con la misma fuerza.
— Siéntate —me dice. Lo hago de inmediato.
Ella saca dos pequeños lienzos del tamaño de un cuaderno oficio. Pone unas cajas detrás de ellos para afirmar, extiende una pequeña manta y deposita frascos pequeños de pintura y pinceles.
— Te mostraré mi mundo —dice contenta. Sus ojos grises brillan otra vez y me recuerda a las estrellas como siempre.
— ¿Qué pinto? —pregunto.
— Lo que quieras: el mar, el bosque, el cielo.
— Aquellas rocas se ven bien —Fáciles, quiero agregar.
Ella se ríe y asiente sin querer presionarme a hacer algo mejor. Entre risas intento dibujar el mar unido con el cielo, pero se estropea cuando al sol se le ocurre salir. El lugar comienza a tener claridad. Entre risas y charlas ambos pintamos.
Ella hace un hermoso paisaje y yo comienzo a hacer formas extrañas, ella no deja de reír al ver mi cero talento con este arte. Ambos observamos lo que hace el otro y todo nos parece gracioso.