Capítulo 30

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La madrugada nos encuentra despiertos a todos.

Rebecca se ha encargado de ayudarnos con las maletas, a pesar de que insistí en llevar todo en las mochilas.

— Layla te mataría —dijo.

Efectivamente, Layla de alguna forma nos ha convencido a todos de que son necesarias más de dos mudas de ropa para dos días. De esa forma mi maleta terminó llena de blusas, vestidos, jeans y zapatos que adquirimos en la boutique de Lino. El equipaje se hace más pesado al ver que también cargaremos los sacos de dormir.

Todo a cuenta de Layla, a quién le debían un gran suma de dinero. Mi parte favorita fué consentir a Susan, quién se muestra mejor.

Es la isla Marte después de todo, es un lugar que te ánima.

— Ropa interior, cepillos de dientes... —dice Becca revisando que falta.

Es como la mamá que todos deseamos tener. Y es inevitable no pensar en la mía con eso, pues no he ido a visitarla en ningún momento. Aún no puedo, no la he podido perdonar.

Aparto los pensamientos tristes, salgo a la cocina por platos, cubiertos y vasos. La segunda noche vamos a acampar si mal no escuché, así que debemos llevar cosas básicas del vivir diario.

Al subir con todo, veo a Ryan y Haden ayudar a los chicos con sus cosas. Ellos no llevan maletas, sino mochilas gigantes. Y sacan sacos llenos de cosas que no sé para qué sirvan, al parecer pelotas deportivas y otros objetos que no sé.

Es clara la línea que divide los dos lados de la casa.

Regreso a la habitación de Layla, donde estamos organizando todo. Rebecca me toma por los hombros y me manda directo a la ducha, pues Susan ya ha salido.

Después de asearme me sientan frente al espejo. Entre charlas y risas, Layla me maquilla sutilmente para un viaje de primavera. Luego, las cuatro en batas, escogemos que ponernos el día de hoy.

Yo me decido por una una blusa color amarillo y jeans de bota ancha, también unas sandalias del mismo color de la blusa con un lazo al medio.

Susan sigue con su estilo de siempre, recordándome a mí cuando llegué. Elige una camiseta grande de color morado, pantalones anchos y unas converse negras.

Layla, como siempre, opta por lo extravagante. Se coloca una blusa blanca con capas y brillo, le queda arriba del ombligo. Por último unos jeans de mezclilla y botas militares. 

Rebecca escoge un traje formal de color azul, perfecto para su trabajo. Se luce como la jefa de todos.

Ella se encarga de peinar a todas. Pancha mi cabello, pues decido dejarlo como siempre. Susan se deja hacer una trenza que le permite marcar sus facciones asiáticas viéndose linda. Layla escoge un rizado precioso para su rubio cabello.

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