Capítulo 37

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Somos buenos fingiendo que todo está bien.

Layla vuelve a sonreír junto a Isaac, Jasper y yo seguimos con el trato de pareja. Susan con los días convive más con Ryan, casi no habla conmigo o con el resto desde ese día, aunque ahora luce más feliz.

"Olvídalo" se repite en mi cabeza una y otra vez. Se repite mientras la sigo por las tardes, a la hora que Ryan duerme y el resto está ocupado haciendo otras cosas.

— Mi madre quiere verme, lo hace a ocultas de papá —Le dice a Haden.

Lo que entendí es que su familia eran unos extraños metidos en una secta religiosa. Algo hizo su padre que terminó en el daño que le causaron. Su excusa es una madre que nunca estuvo de acuerdo y ahora busca saber que está bien.

Es una excusa, por que a las 16:00 pm Susan entra a una casa vieja y una hora después sale. Su madre nunca llega.

Somos buenos fingiendo que todo está bien.

Por que mientras Jasper nos sonreía, iba cada día a preguntarle a Haden como iba el tema de la expulsión de Tyler Smith.

— Somos cuatro maestros contra la directora, el resto no nos apoyará mientras no la tengamos de nuestro lado —Es la repuesta que escucho escondida detrás de la puerta.

Somos buenos fingiendo que todo está bien.

Por que mientras Layla le hace creer a Isaac que todos sus problemas quedaron el olvido, la anterior tarde la encontré detrás de la preparatoria gritándole a alguien

— ¡Es la última vez que lo atacas, Tyler! ¡La última! No tienes idea de lo que haré si vuelves a hacerle daño, maldito psicópata —Y mientras ella lucía perturbada y furiosa, "Tyler" la miraba igual de furioso pero con una actitud de burla que ocultaba algo más.

Tomo mi cabeza entre mis manos al repasar cada acontecimiento.
Pensar en todo, me hace olvidar también.

— ¡Te encontré! —grita Jasper, no lo escuché llegar.

— El paisaje desde aquí es hermoso —Me giro a verlo y lo encuentro con un lienzo un poco más pequeño de los que, por lo general, uso para el caballete.

Me emociono enseguida, se me habían acabado y no me quedaba mucho dinero para comprar uno, pedirle a Rebecca ya no era una opción. Aunque la culpaba, yo solo dibujaba hasta que ella me dió un regalo que me llevó al mundo de los lienzos.

Se acerca al centro de la terraza y el mismo lo coloca en el caballete.

Ver un lienzo en blanco me da paz, calma mi ansiedad. Puedo hacer una firmamento de estrellas, puedo darle el cielo a un mundo nuevo. Entro en un estado de limerencia al darle vida y a la vez mantener su armonía.

Contando EstrellasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora