Capítulo 29

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Un "estoy enamorado de tí" era difícil de asimilar. Alguien quiere estar contigo, le gusta tu apariencia, le llamas la atención, tu personalidad le agrada. Todo en tí lo ha hecho víctima de uno de los sentimientos más agridulces: el amor.

Camino por toda la habitación pensando en miles de teorías que me lleven a la conclusión de que esto no es cierto.

Sin embargo ninguna respuesta  me da la salida que busco. ¿Que ganaría Jasper diciéndome aquello? ¿Cuál sería el motivo de aquella confesión? Nada, sólo me dijo lo que sentía y ya está.

Aunque me hizo daño, su actitud se volvió tan cruel; como la de un perfecto idiota que tiene...

— Celos —concluyo.

Eso explicaría tantas cosas.

Caigo en cuenta de las cosas que me dijo y yo no pude entender. Mientras él me ayudaba, sus sentimientos se hacían más grandes. El golpe de creer que a su espaldas yo tenía algo con Haden debió ser fuerte, talvez sus esperanzas se habían incrementando dando paso a la peor de las decepciones.

¿No fué lo que sentí con Megan? Verla a ella en mi lugar fué doloroso, ella siendo la amiga de aquel que me llama Julieta cuando está de buen humor.

Aunque eso significaría que...

— ¿Me gusta? —digo deteniéndome cerca del balcón.

Mi corazón se acelera ante la idea. De repente recuerdo lo segura que me sentía cuando me brindaba su apoyo en los momentos más difíciles, cuando pasábamos tardes en la azotea. Él tomando fotos y yo pintando.

Pienso en sus ojos azules egipcios, sus rizos rebeldes. La cara de chico rudo que tiene cuando no es más que la persona con el corazón más blando conozco.

La idea me asusta, el romance me asusta. Recuerdo a Joshua, a Haden; y casi siento que lo que menos quiero es un amor.

Susan entra a la habitación, ya está lista.

— Vamos —dice.

Pongo mi mochila al hombro y la sigo como un robot. Abajo nos esperan todos.

— No te preocupes, Becca. Yo los llevo —dice Ryan agitando la llave en el aire. Nunca suele llamarle "Becca".

— Pero yo los he llevado siempre —dice la morena con cierta frustración, salta intentando quitarle la llave.

Haden toca el puente de su nariz con frustración.

— A veces me pregunto si convivir con adolecentes les afecta —dice dramático.

Veo a Jasper junto a Isaac, nuestras miradas se cruzan y las desvíamos al mismo tiempo, como dos niños asustados.

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