Un futuro a tu lado (EDITANDO)

V E I N T I T R E S

—¿Que tal si vamos a la casa de campo? —dice Liet con entusiasmo.

Ya llevamos unos diez días en la casa de los abuelos de los gemelos, pareciera una eternidad ya que hemos recorrido practicamente México completo gracias al Tour que se le ocurrió a Liet.

—Por mi está bien —dice Fred sin despegar su mirada del celular.

—Por mi también está bien —le digo mientras como una tostada que hizo su abuela.

—Entonces recojan sus cosas que llegamos tarde.

—Liet ¿No crees que estás muy apurada? —le digo casi atragantandome con la tostada.

—Para nada —me dice con una sonrisa.

Tomo un poco de agua, me levanto de la mesa y me dirijo hacia la habitación de invitados para recoger mis cosas.

Después de un rato de meter toda mi ropa de mala gana en la maleta fui hasta afuera de la casa, los abuelos de los gemelos se despidieron nostalgicamente con una sonrisa y nos subimos en el jet.

El viaje no fue muy largo, llegamos bastante rápido a lo que parecía ser un inmenso campo lleno de flores. La casa es muy hermosa. Tiene un gran patio con flores, una hermosa terraza —Lugar perfecto para leer—, una entrada hacia el campo y un frondoso árbol el cual sostenía un pequeño columpio.

El jet bajó lentamente lentamente sobre el campo y Liet fue la primera en bajar de él.

—Vengan —dice corriendo por todo el lugar. Estaba muy animada hoy.

Fred está bajando a paso de tortuga del jet por estar mirando su celular. Lo seguí intentando no pisarle los talónes. Me tropecé con una de las escaleras y me caí empujando a Fred fuera del jet. Fred calló sobre la tierra y yo caí encima de él.

—Torpe —me dice intentando quitarme de arriba de él para levantarse.

Me quito de arriba de él y se levanta del suelo sacudiendoce la tierra.

—Lo siento —le digo sentada en el suelo mirando hacia abajo.

—Si no te caes no eres Melody —me dice con una sonrisa burlona ofreciendome su mano para levantarme. Me levanto con la ayuda de él y sacudo mi ropa.

Por un momento me dio un leve mareo por el golpe de las caídas pero los gemelos no se dieron cuenta. Liet ya está entrando hacia la casa de campo.  La seguí y me dio un largo recorrido para enceñarme el lugar. La casa tenía tres habitaciones, una cocina-comedor y una planta alta. Nuestra última parada fue la habitación donde me quedaría; estaba echa de madera, el techo era más alto en el centro con forma de triángulo, la cama está tendida con un sobrecama violeta y en una esquina había una pequeña mesita con un jarrón lleno de flores, una lámpara y una foto enmarcada.

Decidí acercarme para ver mejor la fotografía. En ella se encontraba una versión más pequeña de los gemelos y dos ancianos los cuales no parecían ser los abuelos de ellos que yo conocía.

—Son mis abuelos paternos —me dice ella con una sonrisa nostálgica y capté enseguida que la anciana en la foto era la antigua dueña del collar que lleva Liet—. Ellos nos traían a Fred y a mi aquí de vez en cuando. Yo había decidido no volver a venir porque me recordaba mucho a ellos; pero ya no me duele tanto como antes. Este lugar siempre me ha gustado mucho y me da mucha alegría poder volver.

Decidí limitarme a darle una cálida sonrisa. Entendía su dolor; se que nunca había pasado por lo mismo que ella pero podía entenderla.

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Me senté en el columpio que está afuera de la casa de campo. Es muy relajante estar aquí.

De pronto siento que alguien se me acerca por detrás.

—¿Qué estás haciendo? —me dice con una gruesa voz.

—Solo estoy relajándome un poco —le digo mesiendome suavemente en el columpio. No me gusta meserme muy fuerte ya que siento como si me fuera a caer en cualquier momento.

Fred hizo una sonrisa malisiosa y se paró detrás de mi.

—Espera. Fred. ¿QUÉ ESTÁS HACIENDO? —le digo confundida intentando verlo por detrás de mi. De un momento a otro había comenzado a empujarme con fuerza por la espalda—. ESPERA. ¡NO! ¿QUÉ HACES? —chillo, él no para de balancearme.

—¡¿Tienes miedo?! —me dice entre carcajadas.

—YA PARA —chillo pero él no me hace nada de caso—. FRED.