III

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Yoongi

Era su primer día de clases, nos habían pedido a los padres quedarnos un rato para lo que llaman Adaptación, muchos niños lloraban por pensar que sus padres los abandonarían en ese lugar, otros jugaban alrededor de las mesas sin prestar mucha atención a la maestra que trataba de calmarlos.

Creaturas horribles.

Pero luego estaba mi Angelic, ella había terminado con el pequeño trabajo que la torpe maestra les había asignado, ahora se concentraba en colorear un dibujo que hace minutos había hecho, ignoraba todo a su alrededor, solo disfrutaba de su espacio estando concentrada en lo que le gusta hacer.

—Su niña es muy tranquila —asentí solamente, no me interesa tener una conversación con una mujer que lleva más maquillaje en el rostro que todos aquí juntos —es muy hermosa también, creo que es debido a su atractivo padre.

Evite rodar los ojos porque no quiero tener que lidiar con las consecuencias de ello, pero en verdad deseaba arrancarle la lengua.

—¡Papi, papi! —mi pequeña corrió hacia mí con el dibujo entre sus manos —¡Mira lo que hice!

En eso dio un tras pie tropezando, intente pararme para poder atraparla antes de que tocara el suelo, pero la mujer a mi lado lo hizo antes, escuche un grito algo agudo por parte de la fémina.

—¡Mi muslo!

Cuando separo a Angelic de su lado, note que uno de los colores de mi hija estaba clavado en su pierna, los niños empezaron a gritar al ver la sangre salir del muslo de la mujer.

—¡Lo siento! —Angelic tenía los ojos muy abierto y parecía a punto de llorar.

—Tranquila, tranquila, por eso no debemos correr con los colores en la mano —dijo ella sosteniéndose su muslo, aguantando el dolor —pudiste haberte herido tú.

No en realidad no pudo pasar así.

Angelic sabe cuáles son las cosas peligrosas, no es tan torpe al caminar.

—Bien papis, tomemos a nuestros hijos, acompañare a la señora Han a enfermería, mañana los veré puntuales a las ocho.

Cargue a Angelic para llevármela de ahí, ella seguía disculpándose con la señora, la cual le sonreía para que se tranquilizara, cuando estuvimos en el auto que le abroche el cinturón, me le quede mirando.

—Ella no debió estar coqueteando con papi, él es mío.

Le dijo a su peluche, pero es lógico que iba dirigido para mí.

—Debemos tener una plática muy seria Angelic.

—¿Después de la hamburguesa?

—Después de la hamburguesa claro esta.

—¿Papi?

—Dime.

—¿Me compraras más colores? Ese me gustaba mucho, y ahora no lo podre usar.

—¿Me compraras más colores? Ese me gustaba mucho, y ahora no lo podre usar

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ANGELICDonde viven las historias. Descúbrelo ahora