VIII

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Estaba lavando mis juguetes, siempre trato de dejar todo limpio antes de regresar a la cama, no me gusta dejar todo el desorden. Veía a la mujer en mi mesa de trabajo, sus ojos estaban apagados, su cuerpo bañado en sangre era hermoso, pero la expresión que tienen cuando su vida se escapa me repugna, el brillo del miedo es lo que hace mas hermoso todo el acto.

Ellas tienen que verme.

Me acerque para cerrarle los ojos,  antes de que me empezara a molestar, cuando sus parpados bajaron, el monitor me mostro algo que me causo algo de terror, Angelic estaba en la habitación de juegos mirando a todos lados con cara confusa, se paro justo de la delante donde se encuentra el tablero de entrada. Es como ver un pequeño ciervo explorando el bosque por primera vez, estoy seguro que hizo una mueca al ver la numeración.

La clave es su cumpleaños.

Se regreso de nuevo, yo me quite el mandil de hule que traía junto con los guantes, salí del bunker, cuando iba regresar a la casa me tope con ella regresando. Me vio y escondió algo en su espalda.

—¿Qué haces despierta?

Solo se encogio de hombros y me evito la mirada.

—Vamos a la cama, no debes de estar tan tarde fuera de la cama.

Dio un suspiro cansado, su curiosidad me esta causando grandes problemas, la acosté de nuevo en su cama, le quite lo que traía en sus manos, el cual era un papel con varios números anotados, entre ellos su fecha de cumpleaños.

—Eres mucho mas lista cada día Angelic.

—Creo que incluso un poco mas que tu papi, puedes decirme ¿Qué haces en el área de juegos cuando pones el somnífero en mi leche con chocolate?

En verdad si es demasiado inteligente.







ANGELICDonde viven las historias. Descúbrelo ahora