VII

248 52 1
                                    


Angelic.

No me gustaba la Nana, ella siempre viene cuando papi tiene que salir, me deja sola con ella toda la tarde y parte de la madrugada. Pero no puedo hacerle nada, por mas que me desagrade, ella no se mete conmigo.

Hornea galletas, me deja leer lo que quiero antes de dormir, incluso no me abruma al estar vigilándome todo el tiempo.

—¿Te gustaron la galletas? ¿Quieres un poco de leche? —me pregunta mientras me sonríe con su rostro algo arrugado —puedes comer un par mas antes de ir a la cama.

—¿Quién le enseño a cocinar?

—Aprendí viendo a mi abuela, esa receta tiene mas años de los que puedas imaginar.

—¿Usted aprendió viendo? ¿Jamás pregunto nada? 

—Lo hacia, pero no tan directo, pues mi abuela era una mujer celosa con su cocina, asi que tenia que andar a hurtadillas o guardar silencio cuando la veía cocinar.

—¿Yo podría aprender viendo?

—Eres una niña muy lista, claro que si, ¿Quieres aprender a hornear las galletas?

—Puede que si, aunque me llama la atención algo mas interesante.

Papi tiene razón, no debo de dañar a la Nana, es una mujer vieja después de todo, no falta mucho para que la muerte se la lleve sin mas, además esta noche me había sido de utilidad, necesito ir a la biblioteca, quiero aprender a diseccionar.

Tal vez papi me deje bajar mas seguido a su sala de juegos.


ANGELICDonde viven las historias. Descúbrelo ahora