V.

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Entre furioso al restaurante, aunque mi cabeza todavía no se había sincronizado con los pies, el aire se llenó de olor a grasa y hierbas aromáticas cuando lo seguí. Eligió una mesa con bancos en la esquina, lejos de los grupos de estudiantes y familias, y después pidió dos cervezas. Eche un vistazo al local, observé a los padres obligar a sus bulliciosos hijos a comer y esquive las inquisitivas miradas de los estudiantes del campus.

   — Claro, Vegas — dijo la camarera, apuntando nuestras bebidas.

Parecía un poco alterada por su presencia cuando regresó  a la cocina. Repentinamente avergonzada por mi apariencia, me arreglé los mechones de pelo que el viento había hecho volar.

   — Vienes aquí a menudo? - pregunté.

Vegas apoyó los codos en la mesa y clavó sus ojos en los míos.

   — Y bien, cuál es tu historia, Pete? Odias a los hombres en general, o solo a mi?
   — Creo que solo a ti — gruñí.

Soltó una carcajada, mi mal humor le divertía.

   — No consigo acabar de entenderte. Eres el primer chico al que le he dado asco antes de acostarse conmigo. No te sonrojas cuando hablas conmigo ni intentas atraer mi atención.
   — No es nada en particular. Simplemente no me gustas.
   — No estarías aquí si no te gustara.

Mi entrecejo se relajó involuntariamente y suspiré.

   — No eh dicho que seas mala persona. Simplemente no me gusta que saquen conclusiones de cómo soy por el mero echo de andar contigo.

Centre en mi atención en los granos de sal que había sobre la mesa hasta que oí que Vegas se atragantaba.
Abrió los ojos como platos y se agitó con carcajadas que parecían aullidos.


   — !Oh, Dios mío! Me estás matando! Ya está. Tenemos que ser amigos. Y no acepto un no por respuesta.
   — No me importa que seamos amigos, pero eso no implica que tengas que intentar meterte en mis bóxers cada cinco segundos.
   — No vas a acostarte conmigo. Lo sé — intente no sonreír, pero fracase. Se le iluminó la mirada — Tienes mi palabra. Ni siquiera pensaré en tu culo...., a menos que quieras que lo haga.

Puse los codos en la mesa y apoyé mi peso en ellos.

   — Eso no pasará, así que podemos ser amigos.

Una sonrisa traviesa afiló sus rasgos mientras se acercaba un poco más.

   — Nunca digas de esta agua no eh de beber.
   — Bueno, y cuál es tu historia? — pregunté — Siempre has sido Vegas perro loco Theerapanyakul, o te bautizaron así cuando llegaste aquí?

Hice un gesto con dos dedos de cada mano para marcar unas comillas cuando dije su apodo, y por primera vez su confianza flaqueó. Parecía un poco avergonzado.

   — No, Chan empezó con eso después de mi primera pelea.

Sus respuestas cortas estaban empezando a fastidiarme.

   — Es todo? No vas a contarme nada más sobre ti?
   — Que quieres saber?
   — Lo normal. De donde eres, que quieres ser cuando seas mayor.., cosas así.
   — Eh nacido aquí y aquí me eh criado. Y estoy especializándome en justicia criminal.

Con un suspiro, desenvolvió los cubiertos y los puso al lado de su plato. Miro por encima del hombro, con la mandíbula tensa. A dos mesas de distancia, el equipo de fútbol del campus estalló en carcajadas, y Vegas pareció molestarse por él objeto de sus risas.

   — Es broma, verdad?— dije sin poder creer lo que había dicho.
   — No, soy de aquí — dijo el, distraído.
   — Me refiero a tu licenciatura. No pareces el tipo de chico que se especializa en derecho penal.

Junto las cejas, repentinamente centrado en nuestra conversación.

   — Porque?

Mire los tatuajes que tenía en las manos y entre sus dedos.

   — Solo diré que no te da, lo de derecho penal.
   — No me meto en problemas.... la mayor parte del tiempo. Mi papá era bastante estricto.
   — Y tu madre?
   — Murió cuando yo era un niño — comentó, con total naturalidad.
   — Lo.... lo ciento — dije, sacudiendo la cabeza.

Su respuesta me tomo desprevenido. Rechazo mi simpatía.

   — No la recuerdo. Mis hermanos si, pero yo solo tenía cinco años cuando murió.
   — Cuantos hermanos tienes? Como los distinguías?
   — Los distinguía según quien golpeaba más fuerte, que resultó coincidir con el orden de sus edades. Big, Kim y después Macao. Es mejor que nunca te quedes a solas en una habitación con Big y Kim. Aprendí de ellos la mitad de lo que hago en el círculo. Macao es el más pequeño, pero también el más rápido. Ahora es el único al que le permito darme un puñetazo.

Sacudí la cabeza, aturdido por la idea de cuatros Vegas correteando por una sola casa.

   — Y todos llevan tatuajes?
   — Si, menos Macao , el es aún menor de edad.
   — Y tu padre? Donde está?
   — Anda por ahí— dijo el.

Volvió a apretar la mandíbula, cada vez más irritado con el equipo de fútbol.

   — De que se ríen? — le pregunté, señalando la ruidosa mesa. Era evidente que no quería compartirlo. Me crucé de brazos, sin saber cómo estar en mi asiento, nervioso por lo que estarían diciendo que tanto le molestaba. — Dímelo.
   — Se están riendo de que te haya traído a comer, primero. No suele ser.... mi estilo.
   — Primero? — cuando caí en cuenta a lo que se refería, Vegas se rio de mi expresión. Entonces hable sin pensar. — Yo, que temía que se estuvieran riendo de que te vieran con alguien vestido así..., y resulta que piensan que me voy a acostar contigo — hable.
   — Por que no iban a tener que verme contigo?
   — De que estábamos hablando? — pregunté, intentando ocultar el calor qué sentía en las mejillas.
   — De ti. En qué te vas a especializar? — preguntó el.
   — Oh, eh...., por ahora estoy en materias comunes. Todavía no me eh decidido, pero me inclino hacia la contabilidad.
   — Pero no eres de aquí.
   — No, soy de Chumphon. Igual que Porsche.
   — Y como acabaste aquí si vivías allá?

Tire de la punta de la etiqueta de mi botella de cerveza.

   — Simplemente tuve que escapar.
   — De que?
   — De mis padres.
   — Ah. Y Porsche? También tiene problemas con sus padres?
   — No, sus padres son geniales. Prácticamente me criaron. En cierto modo me siguió, no quería que viniera aquí solo.

Vegas asintió.

   — Bueno, y por qué este campus?
   — Por que tantas preguntas? — dije.

Las preguntas estaban pasando de lo trivial a lo personal y empezaba a sentirme incomodo.

Varias sillas se entrechocaron cuando el equipo de fútbol dejó sus asientos. Soltaron un último chiste antes de empezar a caminar hacia la puerta. Cuando Vegas se levantó, rápidamente apretaron el paso. Los que estaban al final del grupo empujaron a los de adelante para escapar antes de que Vegas cruzara el local. Volvió a sentarse, obligándose a dejar de lado la frustración y el enfado.

Levante una ceja.

   — Ibas a decirme por qué elegiste este campus? — me pregunto.
   — Es difícil de explicar — respondí, encogiéndome de hombros — Supongo que me pareció una buena opción.

Sonrió al abrir el menú.

   — Se a que te refieres.






Se que dije que iba a actualizar más seguido , pero se me complicó todo en la U, perdón y gracias por seguir la historia <3

VegasPeteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora