XI.

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Arm dio otra calada a su cigarrillo, el humo le salió por la nariz en dos espesas columnas de humo.

Levante la cara hacia el sol mientras él me entretenía con su anécdota de su último fin de semana de baile, bebida y un nuevo amigo muy persistente.

— Si te está acosando, ¿por qué dejas que te invite las copas? — me reí.
— Simple, Pete. Estoy sin dinero.

Volví a reírme, y Arm me dio un codazo en un costado cuando vio que Vegas venía hacia nosotros.

— Hola, Vegas — dijo Arm, antes de guiñarme un ojo.
— Arm — le respondió el, asintiendo con la cabeza. Movió las llaves en el aire — Me voy a casa, Pete. ¿Necesitas que te lleve?
— Justo iba a entrar — dije, sonriéndole desde detrás de mis gafas oscuras de sol, acercándome a la entrada de mi edificio.
— ¿No te quedas conmigo esta noche? — me pregunto. Su cara era una combinación de sorpresa y decepción.
— Si, si me quedo, pero necesito tomar unas cosas que dejé.
— ¿Como que?
— Bueno, pues por ejemplo una navajas ¿Que más te da?
— Si, ya va siendo hora de que depiles las piernas. Han estado arrancándome la piel a tiras — dijo el, con una mueca traviesa.

A Arm casi se le salen los ojos, mientras me echaba una mirada para confirmar lo que había oído. Yo le puse mala cara a Vegas.

— ¡A si empiezan los rumores!

Mire a Arm y sacudí la cabeza.

— Estoy durmiendo en su cama......, solo durmiendo.
— Ya — dijo Arm con una sonrisa petulante.

Le di un manotazo a Arm en el brazo antes de abrir la puerta y subir las escaleras. Cuando llegue al segundo piso, Vegas estaba a mi lado.

— Vamos, no te enfades. Solo era una broma.
— Todo el mundo da por echo que nos estamos acostando. Lo estás empeorando.
— ¿Y a quien le importa lo que piensen los demás?
— ¡A mi, Vegas! ¡A mi!

Empuje la puerta de mi habitación, metí unas cuantas cosas al azar en una bolsa y después salí furioso con Vegas pisándome los talones. Se rio mientras me quitaba la bolsa de la mano, y me quede mirándolo.

— No tiene ninguna gracia. ¿Quieres que toda la universidad piense que soy uno más de tus zorras?

Vegas frunció el ceño.

— Nadie piensa eso. Y, si alguien lo hace, será mejor que no llegue a mis oídos.

Me sujeto la puerta y, después de pasar me detuve abruptamente delante de él.

— ¿Que pasa? — dijo el, topándose conmigo.

Me di la vuelta con una mirada de espanto.

— ¡Oh, Dios mío! La gente debe de pensar que estamos juntos y que tú sigues sin ninguna vergüenza con tu.... estilo de vida. ¡Debo de parecer patético! — dije, dándome cuenta de la situación mientras hablaba — No creo que deba seguir quedándome contigo, de hecho, creo que en general, deberíamos mantenerlos alejados el uno del otro durante un tiempo.

Le quite la bolsa y él volvió a quitármela de las manos.

— Nadie piensa que estamos juntos, Pete. No tienes que dejar de hablar conmigo para demostrar nada.

Iniciamos una especie de pelea por la bolsa, y cuando se negó a soltarla, solté un fuerte gruñido de frustración.

— ¿Alguna vez se había quedado un chico, y me refiero a uno que fuera solo tú amigo, a vivir contigo en tu casa? ¿Alguna vez habías llevado y traído chicos a la universidad? ¿O habías comido con alguno todos los días? Nadie sabe qué pensar de nosotros, ¡aunque se lo expliquemos!

Fue caminando hasta el aparcamiento con mis cosas en su mano.

— Lo arreglare ¿si? No quiero que nadie piense mal de ti por mi culpa — dijo mientras sus ojos brillaron y sonrió — Déjame compensarte ¿Por que no vamos a The Dutch esta noche?
— Pero si es un bar de moteros — dije, mientras observaba cómo ataba mi bolsa a su moto.
— Ok, pues entonces vayamos al club. Te llevaré a cenar y después podemos ir a The Red Door. Yo invito.
— ¿Como arreglará el problema que salgamos a cenar y después vayamos a un club? Que la gente nos vea juntos solo empeorará la situación.

Se sentó a horcajadas sobre la moto.

— Piénsalo. ¿Yo, borracho, en una habitación llena de mujeres ligeras de ropa? La gente no tardará mucho en darse cuenta que no somos pareja.
— ¿Y que se supone que tengo que hacer yo? ¿Llevar a un tipo del bar a casa para dejarlo del todo claro?
— No he dicho eso. No hay necesidad de perder la cabeza — dijo con mala cara.

Puse los ojos en blanco, me subí al asiento y rodeé su cintura con mis brazos.

— ¿Un chico cualquiera nos seguirá a casa desde el bar? ¿Así piensas compensarme?
— ¿Acaso estás celoso, Pete?
— ¿Celoso de que? ¿Del imbecil con el que te acostaras y lo echarás por la mañana?

Vegas se rio y arrancó la moto. Voló hacia el apartamento el doble de la velocidad permitida, y cerré los ojos para no ver los árboles y los coches que dejábamos atrás.

Después de bajarme de su moto, le di un golpe en el hombro.

— ¿Olvidaste que iba contigo? ¿Acaso intentas matarme?
— Es difícil olvidar que estás detrás de mi cuando tus muslos me están exprimiendo la vida — sus propias palabras lo hicieron sonreír — De hecho, no se me ocurre una manera mejor de morir.
— Realmente te falta un tornillo.

Apenas habíamos entrado al apartamento cuando Porsche salió del dormitorio de Kinn.

— Estábamos pensando en salir esta noche. ¿Se apuntan?

Mire a Vegas y sonreí.

— Nos pasaremos por el bar de sushi antes de ir al Red.

Porsche sonrío de oreja a oreja.

— ¡Kinn! — gritó, entrando a toda prisa al baño — ¡Salimos esta noche!












   — ¡Kinn! — gritó, entrando a toda prisa al baño — ¡Salimos esta noche!

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Gracias por seguir la historia <33

VegasPeteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora