VegasPete

IV.

   — Nada — dije, sonriendo por mi conjunto.

Llevaba el pelo ligeramente despeinado. Me había quitado el maquillé ligero que solía usar, me puse unas gafas negras rectangulares. Llevaba una camiseta ancha y larga con unos shorts, y andaba en un par de chanclas. Unas horas antes se me había ocurrido que lo mejor en cualquier caso, era ir lo menos atractivo posible. Si todo iba según lo previsto, las ansias de Vegas se calmarían al instante y dejaría aún lado su ridícula persistencia.

Porsche bajo la ventanilla y escupió su chicle.

   — Está tan claro lo qué haces... Por que no te revuelcas directamente en mierda de perro para completar tú vestimenta?
   — No intentó impresionar a nadie — dije.
   — Obviamente.

Nos detuvimos en el estacionamiento del complejo de apartamentos de Kinn, y seguí a Porsche hasta las escaleras. Kinn abrió la puerta y se rio cuando entre.

   — Que te ha pasado?
   —  Intenta estar poco impresionante — dijo Porsche.

Porsche siguió a Kinn a su habitación. La puerta se cerró y me quede solo, me sentía fuera de lugar. Me acomode en el sillón reclinable que estaba más cerca de la puerta y me quite las chanclas.

Estéticamente su apartamento era más agradable que el típico piso de solteros. En las paredes estaban colgados los letreros de calles robados, pero estaba limpio, los muebles eran nuevos y no olía ni a cerveza ni a ropa sucia.

   — Ya iba siendo hora de que aparecieras — dijo Vegas, mientras se dejaba caer en el sofá.

Sonreí, me subí las gafas sobre la nariz y espere a que él se burlara de mi aspecto.

   — Porsche tenía que acabar un trabajo.
   — Hablando de trabajos. Has empezado ya el de historia? — Mi pelo despeinado ni siquiera lo hizo pestañear, y fruncí el ceño por su reacción.
   — Tu si?
   — Lo acabe esta tarde.
   — No hay que entregarlo hasta el miércoles que viene — dije, sorprendido.
   — Pues yo acabo de terminarlo. Que dificultad tienes en un ensayo de dos paginas?
   — Supongo que yo lo dejo todo para el último momento — admití, encogiéndome de hombros. Probablemente no lo empiece hasta el fin de semana.
   — Bueno, si necesitas ayuda, solo tienes que decírmelo.

Espere a que se riera o diera alguna señal de que estaba bromeando, pero lo decía con sinceridad.

Levante una ceja.

   — Tu vas ayudarme con ese articulo?
   — Tengo buenas notas en esa materia — dijo el, un poco ofendido por mi incredulidad.
   — Tiene buenas notas en todas sus materias. Es un puto genio. Lo odio — dijo Kinn, mientras conducía a Porsche al salón de la mano.

Observe a Vegas con una expresión de duda y levanto las cejas.

   — Que? Acaso no crees que un tipo que pega puñetazos para ganarse la vida no puede sacar buenas notas? No estoy en la universidad por qué no tenga nada mejor que hacer.
   — Entonces, por que tienes que pelear? Por qué no intentas pedir una beca? — pregunté.
   — Lo hice, y me coincidieron la mitad de la matrícula, pero hay libros, gastos diarios y tengo que pagar la otra mitad en algún momento. Lo digo enserio, Pete . Si necesitas ayuda con algo, solo tienes que pedírmelo.
   — No necesito que me ayudes. Se escribir un ensayo.

Quería dejarlo así. Debería haberlo hecho, pero aquella nueva faceta suya que se había revelado me picaba de curiosidad.