VegasPete

VI.

Caras familiares ocupaban los asientos de nuestra mesa favorita para comer. Junto a mi se sentaban Porsche, aún lado, y Arm, al otro y los restantes sitios fueron ocupados por Kinn y sus hermanos de fraternidad. Resultaba difícil oír algo con el estruendo que reinaba en la cafetería, ademas el aire acondicionado parecía estar estropeado de nuevo. El ambiente estaba cargado por el olor a fritos y sudor, pero por alguna razón todo el mundo parecía tener más energía de lo normal.

   — Hola, Tem — dijo Kinn, saludando al hombre que estaba sentado frente a mi.
   — Te eche mucho de menos después del partido del sábado. Me bebí unas seis cervezas por ti — dijo con una sonrisa amplia y blanca.
   — Te agradezco el gesto. Pero tenía que llevar a Porsche a cenar afuera — dijo inclinándose para besar a Porsche en la cabeza.
   — Estás sentado en mi silla, Tem.

Tem se dio la vuelta y vio a Vegas de pie detrás de él, y entonces me miró, sorprendido.

   — Oh, ¿es uno de tus chicos, Vegas?
   — No — dije, negando con la cabeza.

Tem miró a Vegas, que lo observaba fijamente con expectación.

Tem se encogió de hombros y se llevó la bandeja al extremo de la mesa.

Vegas me sonrió cuando se acomodó en el asiento.

   — ¿Que hay, Pete?
   — ¿ Que es eso? — pregunté, incapaz de apartar la mirada de su bandeja. La misteriosa comida de su bandeja parecía hecha de cera.

Vegas se rio y tomo un sorbo de su vaso de agua.

   — Las señoras de la cafetería me dan miedo. Pero no estoy para criticar sus habilidades culinarias.

No me pasaron desapercibidas las miradas inquisitivas de las demás personas sentadas en la mesa. El comportamiento de Vegas les daba curiosidad, y yo me contuve para no sonreír por ser el único chico al que insistía con sentarse a su lado.

   — Uf...., después de comer tenemos el examen de Biología — gruño Porsche.
   — ¿Has estudiado? — pregunté.
   — Dios, no. Me pase toda la noche intentando convencer a mi novio de que no te ibas acostar con Vegas.

Los jugadores de fútbol que estaban sentados al extremo de nuestra mesa detuvieron sus risas detestables para escuchar mejor, de manera que llamaron la atención de los demás estudiantes. Mire a Porsche, pero parecía ajeno a toda responsabilidad y dio un toquecito a Kinn con el hombro.

   — Dios, Kinn. Si que lo llevas mal ¿no? — preguntó Vegas, lanzando un sobrecito de Ketchup a su primo.

Kinn no respondió, pero yo sonreí a Vegas, encantado por la diversión. Porsche le frotó la espalda.

   — Ya se le pasará. Simplemente necesita un tiempo para creerse que Pete podrá resistirse a tus encantos.
   — No he intentado "encantarlo" — dijo Vegas, con aire de ofensa — Es mi amigo.

Mire a Kinn.

   — Te lo dije. No tienes nada de que preocuparte.

Kinn finalmente me miró a los ojos y al ver mi expresión de sinceridad, se le iluminó un poco la mirada.

   — ¿Y tu? ¿Has estudiado? — me pregunto Vegas.

Fruncí el ceño.

   — Aunque me dedique mucho tiempo a estudiar, estoy perdido con la Biología. Simplemente parece que no me entra en la cabeza.

Vegas se levantó.

   — Vamos.
   — ¿Que?
   — Vamos por tus apuntes. Te ayudaré a estudiar.
   — Vegas...
   — Levántate, Pete. Vas aprobar ese examen.

Al pasar tire de la camisa de Porsche.

   — Nos vemos en clase, Porsche.

Sonrió.

   — Te guardare un asiento. Voy a necesitar toda la ayuda posible que pueda conseguir.

Vegas me siguió a mi habitación, y yo saqué mi guía de estudio, mientras él abría mi libro. Me interrogó implacablemente y después me aclaro unas cuantas cosas que no entendía. Tal y como él se explicaba, los conceptos pasaron de confusos a obvios.

   — ....y las células somáticas se reproducen mediante la mitosis. Y ahí vienen las fases. Suenan de forma parecida a un nombre de mujer. Prometa Anatelo.

Me reí.

   — ¿Prometa Anatelo?
   — Profase, Metafase, Anafase y Telofase.
   — Prometa Anatelo — repetí asintiendo.

Me golpeo la cien con los papeles.

   — Ya lo tienes. Te sabes esta guía de estudio de arriba abajo.

Suspire.

   — Bueno...., ya veremos.
   — Te acompañó a clase y así te pregunto en el camino.

Cerré la puerta detrás de nosotros.

   — No te enfadaras si repruebo este examen ¿no?.
   — No vas a reprobar, Pete. Aunque la próxima vez deberíamos empezar antes — dijo el, mientras caminaba a mi lado hacia el edificio de ciencias.
   — ¿Como piensas ser mi tutor, con tus deberes pendientes y entrenarte para tus peleas?

Vegas se rio.

   — No entrenó para las peleas. Chan me llama, me dice donde es la pelea y yo voy.

Sacudí la cabeza con incredulidad mientras Vegas sujetaba el papel y se preparaba para hacerme la primera pregunta. Casi nos dio tiempo a completar una segunda ronda de la guía de estudio cuando llegue a mi clase.

   — Tu puedes — dijo sonriendo, mientras me entregaba los apuntes, apoyado en la puerta.
   — Hola, Vegas — me volví  y vi aún hombre alto, que sonreía a Vegas mientras iba a clase.
   — ¿Que hay, Parker? — asintió Vegas.

Los ojos de Parker se iluminaron un poco cuando me miro y sonrió.

   — Hola, Pete.
   — Hola — respondí, sorprendido de que supiera mi nombre.

Lo había visto en clase, pero nunca nos habíamos presentado. Parker siguió hasta su asiento, bromeando con quienes se sentaron a su lado.

   — ¿Quien es ese? — pregunté.

Vegas se encogió de hombros, pero la piel de alrededor de sus ojos parecía más tensa que antes.

   — Es Parker Hayes, uno de mis hermanos de fraternidad.
   — ¿ Estás en una fraternidad? — pregunté, vacilante.
   — Si, en la misma que Kinn. Pensé que lo sabias — dijo, mirando por encima de mi a Parker.
   — Bueno...., es que no pareces el tipo de chico que está en una fraternidad — dije, observando los tatuajes en sus manos.

Vegas volvió a centrar su atención en mí y sonrió.

   — Mi padre era un antiguo miembro, y también mis hermanos. Es una tradición familiar.
   — ¿Y esperan que jures fidelidad a una fraternidad? — pregunté, escéptico.
   — En realidad, no. Son buenos tipos — dijo el, hojeando mis papeles — Será mejor que te vayas ya a clase.
   — Gracias por ayudarme — dije, dándole un golpecito en el codo.

Llego Porsche y lo seguí hasta nuestros asientos.

   — ¿ Como te fue? — preguntó el.

Me encogí de hombros.

   — Es un buen tutor.
   — ¿ Solo un tutor?
   — También es un buen amigo.

Pareció decepcionado, y yo me reí por la expresión de frustración en su cara. Siempre había sido uno de sus sueños que saliéramos con dos chicos que fueran amigos y compañeros de habitación- guion- primos, para él era como si nos hubiéramos ganado la lotería. Quería que compartiéramos habitación cuando decidió venir conmigo, pero yo rechacé su idea con la esperanza de ampliar un poco mi horizonte. Cuando dejo de hacer pucheros por mi decisión, enfoco sus esfuerzos en encontrar a un amigo de Kinn a quien presentarme.

Gracias por seguir la historia <3