VII.

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El examen acabo resultándome muy fácil, y salí a sentarme en las gradas del exterior del edificio para esperar a Porsche. Cuando bajo repentinamente hasta mi lado, con cara de derrota, espere a que hablara.

— ¡Me fue fatal! — gritó el.
— Deberías estudiar con nosotros. Vegas lo explica realmente bien.

Porsche soltó un lamento y apoyó su cabeza en mi hombro.

— ¡No me has ayudado en nada! ¿No podías haber hecho algún gesto con la cabeza por cortesía o algo?.

Le rodee el cuello con el brazo y lo acompañe hasta nuestro edificio.

Durante la semana siguiente, Vegas me ayudo con mi ensayo de Historia y se hizo mi tutor de Biología. Fuimos juntos a ver las notas colgada fuera del despacho del profesor. Yo era el tercer estudiante con la mejor nota.

— ¡El tercer lugar de la clase! ¡Bien hecho, bonito! — dijo el, abrazándome.

Sus ojos brillaban de emoción y orgullo, y di un paso atrás preso de un repentino sentimiento de incomodidad.

—Gracias, Vegas. No podría haberlo hecho sin ti — dije tirando de su camiseta.

Me miro por encima del hombro y empezó a avanzar entre la multitud que había detrás de nosotros.

Conforme pasaron los días, tuvimos que acallar los persistentes rumores acerca de que teníamos una relación. La reputación de Vegas ayudó a a callar el rumor. Nunca había sabido estar con un solo chico más de una noche, así que cuando más nos veían juntos, mejor entendía la gente nuestra relación platónica como lo que era. Ahora bien, ni siquiera las constantes preguntas sobre nuestro vínculo hicieron disminuir la atención que Vegas recibía de sus compañeros.

Siguió sentándose a mi lado en Historia y almorzando conmigo. No tarde mucho en darme cuenta de que había equivocado con el, que incluso llegue a defenderlo de quienes no lo conocían tan bien como yo.

En la cafetería, Vegas dejó un vaso de jugo de naranja delante de mi.

— No era necesario que te molestaras. Iba ir por el mío — dije, mientras me quitaba la chaqueta.
— Bueno, pues ya no tienes que hacerlo — comentó el.

Tem resopló

— ¿Te has convertido en su sirvienta, Vegas? ¿Que harás después? ¿ Abanicarlo con una hoja de palmera?.

Vegas lo fulminó con una mirada asesina, y yo salté en su defensa.

— Tu no podrías ni hacer eso, Tem. Así que cierra la boca.
— ¡Calma, Pete! Solo estoy bromeando — dijo Tem, levantando las manos.
— Bueno....., pero no le hables así — dije, frunciendo el ceño.

La expresión de Vegas era una mezcla de sorpresa y gratitud.

— Ahora si lo eh visto todo. Un chico acaba de defenderme — dijo el, mientras se levantaba.

Antes de irse con su bandeja, le dio una mirada de aviso a Tem, y entonces salió a reunirse con un pequeño grupo de fumadores que estaban de pie en el exterior del edificio.
Intente no mirarlo mientras se reía y hablaba. Todas las chicas del grupo competían sutilmente por ponerse a su lado, y Porsche me dio un codazo en las costillas cuando se dio cuenta de que mi atención estaba en otro sitio.

— ¿Que miras, Pete?
— Nada, no estoy mirando nada.

Apoyo la barbilla en la mano y meneo la cabeza.

VegasPeteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora