XII.

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   — ¡Kinn! — gritó, entrando a toda prisa al baño — ¡Salimos esta noche!

Fui el último en entrar al baño, a si que Kinn, Porsche y Vegas me esperaban impacientes, de pie junto a la puerta, salí del cuarto de aseo con un top negro y una pequeña chaqueta y pantalones con el mismo diseño.

Porsche silbó.

— ¡Te ves increíble, cariño!

Sonreí agradecido y Vegas me tendió la mano.

— Bonito abdomen — dijo sonriendo, mientras tiraba de mí para que cruzara la puerta.

En el bar de sushi, resultamos ruidosos y molestos, y ya habíamos bebido lo suficiente para toda la noche antes de poner un pie en The Red Door.

Kinn recorrió lentamente el aparcamiento, tomándose su tiempo para encontrar un espacio libre.

— Estaría bien si estacionas el coche en algún momento de esta noche, Kinn — dijo Porsche
— Amor, tengo que encontrar un sitio ancho. No quiero que algún idiota borracho me estropee la pintura.

Cuando aparcamos, Vegas me ayudo a salir.

— Quería preguntarles sobre sus identificaciones. Son impecables, por aquí no los hacen así.
— Si, los tenemos desde hace un tiempo. Era necesario... — dije.
— ¿Necesario?
— Es bueno tener contactos — dijo Porsche.

Se tapo la boca, mientras se reía tontamente.

— Por dios — dijo Kinn, tomando a Porsche del brazo, mientras el caminaba torpemente — Creo que ya fue suficiente por esta noche.

Vegas puso mala cara.

— ¿De que estás hablando, Porsche? ¿Que contactos?
— Pete tiene algunos viejos amigos que...
— Son identificaciones falsas, Vegas — le interrumpí — Tienes que conocer a la gente adecuada si quieres que te los hagan bien ¿no te parece?

Porsche apartó a propósito la mirada de Vegas.

— Si — dijo el, extendiendo la mano para que le diera la mía.

Lo tome por tres dedos y sonreí, sabiendo por su expresión que mi respuesta no le había satisfecho.

— ¡Necesito otra copa! — dije en un segundo intento de cambiar de tema.
— ¡Chupitos! — gritó Porsche.

Kinn puso los ojos en blanco.

— Ah, si. Eso es lo que necesitas, otro chupito.

Una vez dentro, Porsche me condujo inmediatamente a la pista de baile. Su cabellera se movía por todas partes y la cara que ponía cuando se movía al ritmo de la música me hizo reír. Cuando la canción acabó, nos reunimos con los chicos en el bar. Al lado de Vegas, se había plantado ya un chico de cabellera castaña, la cara de Porsche se retorció en una mueca de desagrado.

— Será a si toda la noche, Porsche. Simplemente ignóralo — dijo Kinn, señalando con la cabeza a un pequeño grupo de chicas que estaban a unos metros. Miraban al castaño y esperaban su turno.

Vegas se encendió un cigarrillo mientras pedía dos cervezas. El camarero abrió las botellas y se las acercó a Vegas. El castaño tomó una de las cervezas, pero Vegas se la quitó de la mano.

— Eh....., no es para ti — le dijo, mientras me la daba a mi.

Lo primero que se me ocurrió fue tirar la botella a la basura, pero el castaño parecía tan ofendido que sonreí y di un trago. Se largo enfadado y yo me reí entre dientes, pero Vegas no pareció ni fijarse.

— Como si fuera a pagarle una cerveza a un chico cualquiera de un bar — dijo, sacudiendo la cabeza. Yo alce mi cerveza, y el esbozo una media sonrisa.
— Tu eres diferente.

Choque mi botella contra la suya.

— Por ser el único chico que no quiere acostarse con un tipo sin criterio — dije, antes de dar un trago.
— ¿Bromeas? — me pregunto, apartando la botella de mi boca. Como no me retracte, se inclinó hacia mi — En primer lugar....., tengo criterio. Y, en segundo, si quería acostarme contigo. Me he imaginado cogiéndote sobre mi sofá de cincuenta maneras diferentes, pero no lo he hecho por qué ya no te veo de ese modo. Y no porque no me atraigas, sino por qué creo que eres mejor que eso.

No pude contener la sonrisa de suficiencia que se extendió en mi cara.

— Crees que soy demasiado bueno para ti.

Puso cara de desdén ante mi segundo insulto.

— No conozco a ningún tipo que sea lo suficientemente bueno para ti.

La sonrisa petulante desapareció para dejar paso a una que demostraba agradecimiento, e incluso emoción.

— Gracias, Vegas — dije, mientras dejaba la botella vacía sobre la barra.

Vegas me tomo de la mano.

— Vamos — dijo el y me condujo entre la multitud hasta la pista de baile.
— ¡He bebido mucho! ¡Me voy a caer!

Vegas sonrió y tiró de mí hacia el, mientras me agarraba por la cintura.

— Cállate y baila.








Vista del Outfit de Pete:

Gracias por seguir la historia <333

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