XIX
No sabía qué más hacer, así que deslicé la cadena y luego tiré la puerta para abrirla con una sonrisa. —Hola.
Carolina vaciló. Su vestido de cóctel sin tirantes color azul marino tenía un poco de brillo. Cuando hacía el más mínimo movimiento, la tela reflejaba la luz, acentuando cada movimiento. Me imaginé que tenía que pegarse a la ropa sencilla para evitar chocar con los numerosos ocupantes de colores en sus brazos.
—Los, eh... los chicos se alistan en la habitación de Shepley y America. También toman fotografías.
—Está bien —le dije, lentamente cerrando la puerta—. Le haré saber.
Carolina puso la mano en la puerta, evitando que se cerrara. Le disparé una mirada, y de inmediato alejó la mano, sujetándola protectoramente. Con los brazos e incluso nudillos tatuados y el hecho de que trabajaba en un bar, al menos daba la impresión de que una mirada sucia no tendría un efecto sobre ella. Carolina era una cabeza más alta que yo, así que su aspecto intimidado no tenía sentido.
—Mierda, lo siento —dijo—. Sólo...
Sabía algo. —¿Viniste aquí para verlo? —le pregunté.
—¡No! Quiero decir, sí, pero no de esa manera. —Sacudió la cabeza, y los extremos de su cabello rapado temblaban como si también estuvieran nerviosos—. ¿Está aquí?
—En la ducha.
—Oh. —Se mordió el labio y miraba a todas partes menos a mí.
—¿Te gustaría volver?
—Estoy... en el otro edificio, al lado opuesto de la propiedad.
La observé incrédulo por un momento. A regañadientes, ofrecí la última invitación que quería dar. —¿Te gustaría entrar?
Sonrió, luciendo avergonzada. —Si está bien. No me quiero imponer.
Abrí la puerta y entró. Se sentó en el lugar exacto de la cama donde yo acababa de estar, y los fuegos del infierno ardían en mi pecho. Odiaba que pudiera meterse debajo de mi piel sin siquiera intentarlo.
La ducha se apagó y casi de inmediato, la puerta del baño se abrió. Una nube de vapor vino detrás Harry, quien nada más se cubría por la toalla blanca que se sostenía holgadamente en la cintura. —omega, ¿has visto mi... —Miró a Carolina primero, y entonces sus ojos me buscaron—, afeitadora?
Asentí. La conmoción y el malestar en su cara cuando vio a Carolina me dieron un poquito de satisfacción, como lo hizo que ella escuchara esa expresión de cariño. Al mismo tiempo, me sentí tonto por ser tan infantil.
—Lo pusiste en el bolsillo interior del equipaje esta mañana. —Di un par de pasos a su maleta y rebusqué a través de ella.
—¿También me podrías pasar una playera y pantalones cortos? —preguntó.
Cerró la puerta, y una vez que localicé los artículos, me uní a Harry en el baño.
Harry tomó la playera, pantalones cortos y afeitadora de mis manos, y luego se me acercó. —¿Qué hace aquí? —siseó en voz baja.
Me encogí de hombros.
Miró a la pared, en dirección de donde se sentaba Carolina. —¿No dijo nada?
—Dijo que los chicos se alistaban en la habitación de Shepley, y luego tomarían fotografías.
—Está bien... pero, ¿por qué sigue aquí? —La disgustada mirada en su cara me hizo sentir aún más la confirmación.
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Hermosa Redención (L.S)
FanfictionLouis Tomlinson es un omega y agente del FBI. Decidiendo que está casado con su trabajo, rompe su compromiso y se transfiere de Chicago a la oficina regional de San Diego. Ama su escritorio. Está comprometido con su laptop. Sueña con promociones y e...