Mango.

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XXI

Golpeé la computadora con mis uñas mientras escuchaba la conversación grabada por mis auriculares. El japonés era entrecortado, la mayoría en jerga, pero el agente García tenía los números equivocados de nuevo. Esta vez, incluso identificó falsamente el lugar de un edificio supuestamente vacío al lado de un hospital cuando en realidad se encontraba al lado de un edificio de profesionales médicos a más de once kilómetros.

Levanté el receptor de mi línea fija y presioné el primer botón de marcado rápido.

—Oficina del Asistente Especial a Cargo, habla Constance.

—Agente Tomlinson para el agente Styles, por favor.

—Ya te lo paso —dijo Constance.

Su respuesta me tomó por sorpresa. Ella solía comprobarlo con él primero.

—Louis —respondió Harry. Su voz era suave y teñida de sorpresa.

—Estoy escuchando estas grabaciones de los Yakuza. García... —Miré por encima de mi hombro y luego me giré de espaldas a mi puerta—... se está volviendo descarado, casi descuidado. Ha identificado lugares erróneos. Siento que algo se prepara para caer.

—Estoy trabajando en eso.

—Tenemos que quitarlo antes de que se dé cuenta del reclutamiento de Adrian, de todas formas. ¿A qué esperamos?

—Un accidente planeado. Es la única forma en que Tarou no sabrá que estamos detrás de él y Benny. De otra manera, pondríamos en peligro toda la operación.

—Ya veo.

—¿Qué harás para el almuerzo? —preguntó.

—Yo, eh... voy a Fuzzy's con Niall.

—De acuerdo. —Se rio nerviosamente—. ¿Qué hay de la cena?

Suspiré. —Me estoy poniendo al día. Trabajaré hasta tarde.

—También yo. Te llevaré a casa, y podemos comprar algo para llevar de camino.

Miré por la pared de ventanas hacia la sala de equipo. Niall se hallaba al teléfono, sin tener ni idea de que ahora teníamos planes para cenar.

—Te avisaré —dije—. Las probabilidades de que terminemos a la misma hora son pocas.

—Solo avísame —dijo Harry antes de que la línea hiciera clic. Puse el receptor en su base y me dejé caer en mi trono.

Una vez más, con los auriculares en mis oídos, presioné reproducir en el teclado.

La mañana se sintió como cualquier otra, excepto que me sentía cansado y desperté solo en la cama de Harry. Tocó mi puerta mientras me vestía para el trabajo. Cuando abrí, me dio un panecillo con queso crema y café.

El viaje al trabajo fue raro, y mi línea de pensamiento se dirigió a buscar un vendedor de autos y temer la posibilidad de volar de regreso a Chicago y conducir mi Camry hasta San Diego.

Cuando la grabación se ponía interesante, mi puerta se abrió y luego se cerró de golpe. Harry movió la chaqueta de su traje y puso una mano en su cadera, intentando desesperadamente pensar en algo qué decir.

Me quité los audífonos. —¿Qué? —Mi mente corrió por diferentes horribles escenarios, todos regresando a la familia de Harry.

—Me estás evitando, y Constance dijo que estuviste al teléfono con un vendedor de autos cuando pasó por aquí. ¿Qué sucede?

—Eh... ¿necesito un auto?

—¿Por qué? Te llevo al trabajo y de regreso.

—Voy a otros lugares además del trabajo, Harry.

Hermosa Redención (L.S)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora