La Acompañante

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Pasada la medianoche la puerta de la casa de los lamentos de abrió como de costumbre dejando ver una figura familiar, mi cliente más leal, quien siempre saluda primero con un ademan y luego con un "Entra despacio" mientras me quito los tacones en el vestíbulo de entrada. Nuestra rutina se mantiene igual.

-Hoy parece estar mas silencioso de lo normal- murmuré mientras subíamos al segundo piso donde se encontraban las habitaciones.

-Levi no esta y Mammon tampoco. Ellos son quienes hacen ruido de noche, es un milagro que se hayan ido- su rostro mostraba alivio y una pequeña sonrisa que rara vez tenía la suerte ver.

-Deberías sonreír más seguido, se te ve bien.

Mi complido cayó en oídos sordos y el silencio se apoderó del ambiente solo para ser interrumpido momentáneamente por el sonido de la puerta habiéndose y continuar una vez ambos entramos a su habitación. Suponiendo que la noche seria una más del montón, dejé mis tacones a un lado de la cama y comencé a cambiarme. Satan estaba sentado en el sillón viendo su celular ignorándome como de costumbre mientras me quitaba la ropa que tenía puesta y me ponía el pijama.

-No deja de sorprenderme que no me mires mientras me cambio, ni por curiosidad.

-Simplemente no me interesa ver tu cuerpo- sus palabras dejaban un aura helada a medida que las pronunciaba- Tenemos un acuerdo y no pienso hacer nada más que lo que hablamos.

-Lo sé, lo sé. Sos un demonio de palabra, no quedan muchos de esos- es un alivio, a decir verdad. Usualmente debo lidiar con clientes problemáticos que cambian las reglas a mitad de partido y se niegan a pagar los extras cuando todo termina.

La cama estaba contra el ventanal que cubría gran parte de la pared, a través del cual entraba la escasa luz de una noche sin luna. La luz de las velas aportaba un poco de calidez a la habitación que se sentía vacía a pesar de estar cubierta en libros y a penas tener espacio para caminar. Pero no todo se veía descuidado y desordenado, entre dos torres de libros reposaba un pequeño mueble de madera sobre el cual se podía ver un par de portarretratos, un delicado alhajero y un sobre. Al acercarme me di cuenta de que se trataba, estos eran recuerdos, un lugar dedicado al humano. Las fotos en los portarretratos mostraban a un Satan alegre que sonreía mientras abrazaba al ex estudiante de intercambio. Por otro lado, el sobre había sido abierto con delicadeza ya que el sello de cera estaba en una pieza.

-Debe ser una carta muy importante para que la guarde con sobre y todo...- dije para mí misma.

Satan tomó su lugar en la cama, del lado de la ventana, y me acosté a su lado con la cabeza apoyada en su pecho. Su corazón palpitaba lentamente, con ritmo constante como si estuviera meditando. Levante la mirada para decir algo, pero antes de poder decir nada, comenzó a acariciar mi cabello. Las caricias eran dulces y honestas, como los delicados arrumacos de un amante. Me acurruqué sepultando las palabras que estaba a punto de decir, no me quería arriesgar a perder este momento de tranquilidad. El mundo parecía desaparecer bajo el cálido e inocente contacto. Era un simple abrazo y un par de caricias, sin embargo, eso fue suficiente para que baje la guardia y logre sentirme segura.

Sé que esta ternura no me pertenece. Desde el momento en el que acepte este intercambio estaba claro que no me vería a mi como más que un reemplazo, esta y cada noche. Satan no debería ser más que Grimm para mí porque esta amabilidad y delicadeza está destinada al fantasma dentro de su corazón. Sin embargo, ya no me siento capaz de separar mi trabajo de mis sentimientos.

-Aquella debió ser una persona muy afortunada...-murmure sin saber si quería que me escuche o no.

-Puedo asegurar que intenté que se sienta así- susurró con un dejo de melancolía en su voz- Desde el momento en el que nos conocimos intenté ser todo lo que deseaba y más...

La siguiente pregunta era obvia "¿y qué sucedió?" pero era demasiado cruel. Ambos quedamos en silencio.

-Si no te molesta, me gustaría saber un poco mas sobre tu humano.

-Que querrías saber?

-No lo sé... ¿Cómo era? ¿O algún recuerdo alegre? -lo que sea con tal de poder ver que no tengo posibilidades de nada con vos.

-Mc era tantas cosas- menciono sonriendo como si estuviera frente a el- era una persona muy interesante, llena de energía, inteligente, astuta y muy dulce. También odiaba perder, cada vez que jugábamos a algún juego, sea cartas, dados, trivia o juegos de mesa; siempre se enojaba al perder y decía que era mi culpa por absorber su suerte- su tono de voz era completamente diferente cuando hablaba de Mc. Se oía alegre- recuerdo que en su enojo me gritó "Es tu culpa, gasté toda mi suerte conociéndote y estando con vos. Ahora el universo no quiere hacerme más favores"

No pude evitar reír al escuchar su imitación- Suena como alguien muy adorable y divertido.

-Lo era. También era muy inteligente, pasábamos horas hablando sobre libros de todo tipo y no había día en el que no me cuente datos extraños sobre diferentes temas.

-En verdad parecían el uno para el otro.

-Mc lo era todo, no solo para mí, sino que también para mis hermanos...- un amargo suspiro salió de sus labios.

-Perdón, no debería haber preguntado- susurre mirándolo- después de todo no soy nadie para meterme en vidas ajenas.

-No digas eso- dijo con seriedad- Te considero una persona lo suficientemente cercana para contarte sobre mi vida por lo tanto no hay necesidad de disculparse.

-Que? -estaba muy confundida por sus palabra- me consideras cercana, pero me decís que no te intereso?

-Estas malinterpretando lo que dije- me miró a los ojos en la casi completa obscuridad- dije que no me interesa tu cuerpo porque es la verdad, me interesas como persona. Te considero cercana porque nos vemos hace muchas noches y siento que te conozco al menos un poco.

-Te interesa saber sobre mí? -por favor di que no y deja de darme esperanzas. Por favor.

-Si no me interesara no habría preguntado sobre tu vida antes.

-Creí que solo preguntabas para pasar el rato. No pensé que prestases atención...

-Y por eso puedo decir que me interesa conocerte como persona y llegar a ser amigos.

-Oh no- me senté en la cama cubriéndome el rostro. Esa palabra fue la gota que rebalsó el vaso. Los fragmentos de mi corazón comenzaron a caer en forma de lágrimas- No te acerques... estoy bien. Es una pestaña.

Satan no me hizo caso y me abrazó por la espalda. Eso solo causó que llore aun más, estaba furiosa conmigo misma por haberme puesto en esta situación. Esto jamás debería haber pasado. No me tendría que haber enamorado o interesado en nadie nunca.

-Que ocurre? -susurró

-Me enamoré de una idea imposible y se rompió mi burbuja...- respiré hondo y me puse de pie- Ya vuelvo, necesito usar el baño un segundo.

Me alejé rápidamente y me encerré en el baño por cinco minutos. Tiempo suficiente para enfriar la mente y pretender que nada de esto había pasado. Al volver a la habitación nadie dijo una palabra de lo ocurrido, simplemente nos fuimos a dormir.
Lo nuestro no se iba a acabar esa noche, nos volveríamos a encontrar y para ese entonces tengo que afrontar mis emociones correctamente porque no existe un futuro donde podamos estar juntos.

N/A: este oneshot fue inspirado por la canción "Con nombre de guerra" de Héroes del silencio

Espero que les haya gustado o al menos les haya parecido interesante

Obey Me!/ Oneshots Vol.2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora