14.

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Durante un momento, una neblina roja cegó a Hoseok. Muerte había soportado miles de años de confinamiento en aquella maldita caja, una existencia que no había sido una existencia en absoluto. 

Había habido gritos, muchos gritos. Oscuridad. 

El demonio no volvería a la caja voluntariamente. Muerte destruiría a Hoseok primero, de eso estaba seguro. 

—Parece que estás listo para la lucha, Flores.  ¿Quieres pelear conmigo? 

«Cálmate». 

 Él le liberó los brazos e intentó alejarse.

 Luchar con ella, sujetarla, lamerla... 

«Cálmate ». 

Ella siguió agarrándolo por las muñecas, sin permitir que se retirara demasiado. 

—¿Y por qué Cronos no ha matado a los Griegos? 

—Tú has vivido con los dioses, ¿no? 

—Hace mucho tiempo de eso. 

Inesperadamente, ella lo soltó. Ninguno de los dos se apartó del otro, sin embargo. Más bien, se acercaron más. 

—Podría decirse que están obsesionados con sus diversiones. Eso, y que viven según el código de la venganza. Zeus no sufriría como ha sufrido Cronos, si estuviera muerto. Y Cronos no podría alardear de sus victorias sin los desafíos y las provocaciones de Zeus. La eternidad sería aburrida, sin sorpresas en el horizonte. 

—¿Y por qué Cronos no está aquí, buscando? 

Anya sonrió. 

—¿Y por qué iba a hacerlo? Tú estás haciendo todo el trabajo en su lugar.

Lo cual significaba que el dios no querría que Hoseok  y los demás guerreros murieran. Y eso significaba, a su vez, que él tenía un poco de tiempo para averiguar lo que podía hacer con Anya. 

De repente, quería sonreír como ella. Lo único que estropeaba la chispa de felicidad que sentía era que Cronos podía quedarse con los artefactos que él encontrara. 

A menos, claro, que diera con la forma de esconderlos. 

—¿Y cómo conducen la Jaula, la Vara, el Ojo y la Capa hacia la caja? 

—Eso no lo sé— dijo ella, encogiéndose ligeramente de hombros contra él. 

Hobi se mordió el interior de la mejilla, y Muerte ronroneó con suavidad. El placer de su roce, incluso uno tan inocente, le estremecía el alma. 

—Quizá sean como una llave o un mapa, y señalen el camino correcto...— dijo Anya, sin aliento— Bueno, ¿qué vamos a hacer tú y yo? 

El contacto debía de estar trastornándola a ella tanto como a él. 

 —¿Qué quieres hacer?...— volvió a repetir en un susurro Anya. 

Él se obligó a decir: 

 —Continuar con la búsqueda del templo. 

 Sin embargo, lo que quería hacer era pedirle un beso. 

De repente, envidiaba a RoWoon, que decía mentiras con tanta facilidad. Sin sentimiento de culpa. 

Con los ojos entrecerrados, Anya se apartó de él, y Hobi oyó el rugido del demonio. 

—Me estabas usando para conseguir información, ¿eh? Engañándome, mirándome como si me desearas, cuando sólo querías que te contara lo que sé. 

2. Besos Oscuros // Jung Hoseok Donde viven las historias. Descúbrelo ahora