24.

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—Quiero la "Llave Absoluta", Anya. 

Con una gran tensión, debido a lo inesperado de aquella aparición, Anya se encaró con su enemigo. Allí estaba Cronos, el nuevo rey de los dioses. Y el tipo que había ordenado a Hoseok que la asesinara. 

—Y yo quiero una eternidad llena de orgasmos— respondió— Pero, no siempre tenemos lo que deseamos, ¿verdad? 

Él apretó los dientes. Anya había ido a ponerse algo sexy. Estaba tan abstraída pensando en Hoseok que no se había dado cuenta de que Cronos estaba en su apartamento de Zurich. 

Eso no era propio de ella. Normalmente, sentía su presencia y huía. Podría haber desaparecido entonces, pero no lo hizo. Quería oír lo que tenía que decirle aquel idiota. 

¿Acaso iba a quejarse de Hoseok? 

—La Llave— insistió Cronos— Dámela. 

—Ya hemos hablado de esto. Mi respuesta sigue siendo la misma.

Él caminó en círculo a su alrededor, mirándola amenazadoramente. 

Tenía la barba plateada y llevaba una túnica blanca, larga. Olía a ambrosia e irradiaba poder. Los Griegos también eran poderosos; sin embargo, Cronos los había vencido corno si fueran moscas insignificantes. Y quería hacer lo mismo con ella. 

Él habló de repente. 

—He visto tu interacción con Muerte

—¿Y? 

—Te gusta. 

—Mmm... sí. Me gustan muchos hombres. 

«Por favor, que no detecte la mentira en mi voz». 

—Dame la Llave Absoluta voluntariamente y Io uniré a ti para siempre. Te obedecerá durante toda la eternidad. 

Aquello era toda una tentación. Seguramente, Cronos no tenía idea del regalo tan grande que le estaba ofreciendo. Por fin estaría en igualdad con un hombre. 

Tendría a Hoseok todo el tiempo que quisiera, y podría pedirle cualquier cosa. Sin embargo, ella misma había pasado siglos luchando contra un destino así y no podía arrebatarle la libertad a Hobi. 

—No, lo siento. Me cansaría de él en una semana. En estos momentos, sus intentos de asesinarme son divertidos, y también es divertido jugar con su afecto, pero...— se encogió de hombros como si ya estuviera cansándose de él— ¿Por qué no me quitas la llave? ¿Por qué no me matas para conseguirla?— preguntó a Cronos inocentemente. 

Él frunció el ceño. 

—Eso te gustaría, ¿verdad? 

 —Quizás un poco. 

Cuando le había dado la llave, su padre le había dicho que muchos seres desearían su posesión, y que estarían dispuestos a matarla por esa llave. Sin embargo, aquel que la matara para conseguir la llave, perdería el poder por los siglos de los siglos. Por ese motivo, según Tártaro, muchos la dejarían en paz; otros, sin embargo, olvidarían las consecuencias de sus actos con tal de saciar su ansia de poder. 

Para que el dueño de la llave conservara su fuera, la llave debía de otorgársele por voluntad de quien se la daba. La llave estaba viva y formaba parte de su poseedor, y absorbía partes de su alma que serían transferidas a quien la recibiera. Por eso, Tártaro le había dicho a Anya que nunca debía dar aquella llave. Era su regalo, la prueba de su amor. 

2. Besos Oscuros // Jung Hoseok Donde viven las historias. Descúbrelo ahora