Era el primer día de escuela de su último año de bachillerato y había un chico nuevo. Nunca había un chico nuevo.
La última vez que hubo un nuevo alumno fue tal vez en octavo grado. Cuando esa chica bizca con los dientes chuecos se había mudado de... alguna parte. Samuel no se molestaba en saber cada detalle de las personas que asistían a su escuela, en realidad, no le interesaba en lo más mínimo. Él era sobre el que todo el mundo quería saber, el que todo mundo quería ser, aunque, algunas veces, él no quería ser él.
Aun así, había un chico nuevo ahora. Samuel lo vio al final del pasillo teniendo dificultades con su casillero. Parecía estar susurrando obscenidades mientras intentaba ingresar la combinación en el candado. Pronto se acostumbraría, pensó Samuel, probablemente pronto acabaría dentro del casillero.
Era interesante, el chico nuevo, de una manera extraña. No era como los demás chicos que atendían en esa escuela, o por lo menos, eso parecía. Nadie se vestía así por esos rumbos. Sí, había personas en su círculo de amigos que usaban ropa cara y de marca, pero ninguno como el chico que tenía a unos metros de distancia. Samuel era dueño de camisas, suéteres de marca, zapatos y jeans, pero no se comparaba con lo que el chico estaba luciendo. Un suéter verde delgado de manga larga, una playera blanca pegada y unos jeans tan pegados que pudo imaginar lo mucho que costaba entrar en ellos, esos jeans solo le traerían más problemas. En muy poco tiempo el chico estaría recibiendo una bienvenida poco placentera, arruinando el conjunto que estaba usando. Samuel casi sintió lastima por él. Casi.
Samuel no paraba de mirar al chico con curiosidad. Ya había podido abrir su casillero y ahora estaba sacando libros de su maletín para guardarlos en su casillero. Se veía increíblemente incómodo y molesto. Eso también lo pueden usar en su contra, Samuel pensó, frunciendo el ceño.
– De Luque, ¿Qué hay de nuevo? – Dijo Luzu, apareciendo de la nada, sacando a Samuel de sus fantasías. Elevó su musculoso brazo, esperando que Samuel lo saludara de la manera en que siempre lo hacen. Samuel choco su puño contra el de Luzu y dedicándole una pequeña sonrisa.
– Hay un chico nuevo. – Samuel sentía que lo debía recalcar, mientras señalaba al chico con los ojos achinados y las grandes mejillas que miraba lo que parecía ser su horario de clases con gran interés.
Luzu se esforzó para mirar sobre el mar de gente que inundaban los pasillos, cuando por fin noto al chico sonrió y sus ojos se iluminaron. – Geniaaaal – dijo, arrastrando innecesariamente la letra "a" – Una vez que los demás lleguen le podemos dar la bienvenida que se merece – Saco su celular y Samuel vio que le mandaba un mensaje a todos sus amigos: "Traigan huevos".
Samuel forzó una risa, él sabía lo que significaba una "bienvenida". Había participado en la mayoría de ellas. Vio como sus amigos comenzaron a llegar. No paso mucho tiempo hasta que se encontraba rodeado de ocho chicos hablando en voz fuerte y riendo de una manera casi molesta. Algunos de ellos con bolsas del supermercado.
Samuel miro a través del pasillo una vez más, donde se encontraba el chico que aún estaba concentrado mirando su horario. Con el ceño fruncido, ojos que denotaban preocupación y su labio inferior entre sus dientes. Samuel sintió escalofríos de solo pensar en lo que estaba a punto de pasarle al chico, un extraño vacío se formó en su estómago. Si fuera una buena persona, les habría dicho que no lo hicieran. Si fuera una buena persona ni siquiera sería amigo de aquellos chicos. Si fuera una buena persona se habría dado la media vuelta y los hubiera dejado solos con sus planes.
– Tío, – Dijo Luzu, tocando a Samuel por el hombro, – Toma –
Luzo estiro su mano y mostro dos huevos. Miró lo que la mano de su amigo contenía y no pudo evitar pensar en lo que pasaría con el chico cuando le estrellara el huevo. Pensó en como su camisa blanca quedaría arruinada cuando la yema hiciera contacto con él, pensó en como la clara se escurría por su cabello hasta llegar a su cara, esto hizo que su estómago se revolviera un poco, luego se regañó mentalmente por estar pensando en eso. ¿Por qué un chico nuevo y tan raro le importaría a Samuel de Luque? Nunca le había importado alguien, ¿por qué habría de empezar ahora? Los sentimientos solo te hunden y no te llevan a ningún lado, eso era lo que se repetía día a día, eso era lo que debía de creer.
Samuel sonrió, de oreja a oreja y tomo los dos huevos, porque Samuel no era una buena persona.
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Sideways - Wigetta
Fiksi PenggemarGuillermo es el nuevo chico en la escuela, con su gran talento aspira a ser la próxima gran estrella de Broadway. Sin embargo, al ser el único chico homosexual en la escuela sufre de bullying por el chico más popular Samuel de Luque. Lo que éste no...