Capítulo 10 (Parte 2)

4.1K 425 48
                                    


Samuel abrió los ojos y lo primero de lo que se dio cuenta era que su pene estaba erecto. La segunda cosa que noto era que alguien estaba acostado alado suyo y antes de pensárselo dos veces se subió encima del otro cuerpo y comenzó a besarlo.

– Dios, Guille.

Guillermo.

Dio un salto hacía atrás, casi cayéndose de la cama. Observo a Guillermo con puro horror en su mirada, su corazón latiendo salvajemente en su pecho. Lo que había ocurrido la noche pasada lo golpeo como un avión.

Le había hecho sexo oral a Guillermo.

Comenzó a balbucear y a sudar. Guillermo solo lo observaba y paso mucho tiempo hasta que por fin hablo.

– Samuel, – dijo, suavemente. – Samuel, relájate. Acuéstate de nuevo o harás que te de un infarto.

Samuel hizo lo de Guillermo le propuso porque acostarse parecía la mejor idea en ese momento. Su cabeza estaba dando vueltas y todo lo que él quería hacer era recostarse y cerrar los ojos. Sentía que no podía respirar propiamente y no se atrevía a hablar porque tenía miedo de lo que fuera a salir de su boca. Pero aún tenía su erección y parecía que no iba a desaparecer, debía solucionarlo pronto o probablemente lloraría porque todo estaba mal y no debía desear lo que deseaba.

– Samuel – susurro Guillermo, mirando la entrepierna de Samuel con sus ojos achinados. – está bien querer cosas. – y entonces Guillermo tomo el pene de Samuel y lo envolvió con sus dedos, su mirada subió para encontrarse con la de Samuel que tenía la boca entre abierta y las pupilas completamente dilatadas.

– Por favor, – susurro el jugador tan bajito que estaba seguro que el chico nuevo no lo había escuchado.

Excepto que sí lo había hecho, ya que su mano se comenzó a mover de arriba a abajo con mucho más rapidez, su pulgar esparciendo el pre-semen que salía de la punta por toda la cabeza. Samuel gemía en voz muy baja, su respiración en sincronía con el movimiento de la mano de Guillermo. No paso mucho tiempo para que Samuel se viniera, el líquido blanco cayendo sobre su pecho y el brazo del otro chico. Guillermo retiro su mano y tomo su playera de pijama que se encontraba en el piso, limpió el pecho de Samuel y luego su brazo.

Samuel seguía acostado mirando el techo, de repente todo le llego a la mente, todo lo sucedido, ahora más claro. Su mente no podía con todo. No había una explicación clara y real para lo ocurrido. Claro, estaba ebrio la noche anterior pero ahora no había excusas para lo que acababa de suceder. Tampoco había excusas porque en realidad el si había querido hacer todo lo que paso y, peor aún, le había gustado, le había gustado tanto que lo volvería a repetir. Quería gritar, abrió su boca pero nunca salió.

– Esto no esta pasando, – susurro al techo.

– Me encantaría decir que no paso, – Hablo Guillermo, girando su cabeza para verlo. – pero paso.

– No ayudas.

– Perdón, – Guillermo retiró su mirada de Samuel y también la dirigió al techo.

Cerro sus ojos y comenzó a prometerle un millón y un de cosas a Dios, o quien sea que este allá arriba, si hacía que todo lo sucedido en las últimas 24 horas desapareciera.

Nada desapareció.

– No le diré a nadie, ni siquiera a un alma, – dijo Guillermo, después de un rato de completo silencio.

Los ojos de Samuel se abrieron como platos y giro para ver a Guillermo.

– ¿N- no lo harás? – preguntó, tartamudeando.

Sideways - WigettaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora