Hace un año, todo lo que es conocido como sociedad desapareció sin razón alguna, sin explicación, sin palabras.
Pero un par, dos personas que no saben si por suerte o por desgracia, son las únicas que siguen pisando la tierra. Intentan sobrevivir pa...
Caminar ya se había vuelto agotador para juntos, pero sobre todo para Luzu. La energía aparentemente inagotable de Quackity no lo lograba contagiar y de paso lo llegaba a cansar aún más.
El castaño podría haberse encariñado del chico pero en estos días le generó envidia, envidia de que fuera tan... feliz. Le sorprendía su positivismo en grande y no lo lograba comprender, cómo en este preciso momento que lo veía dando saltitos enfrente suyo por una calle desolada pero no tan destruida como las anteriores.
- Aquí no hay nada Lusu... siento que hemos estamos dándole la vuelta a la ciudad como cinco veces - Reclamo el pelinegro con voz agotada mirando a todos lados por si captaba alguna cosa interesante que mirar o llevarse en su mochila que ya parecía explotar desde la visión del castaño.
- Sí no te estuviera guiando probablemente si estarías en esa situación - Le respondió luego de un bostezo para reír levemente de su reacción, Quackity se detuvo inmediatamente mirándolo sobre su hombro con una mirada acusatoria.
- Siempre vas a aprovechar la oportunidad para decirme que soy estúpido ¿verdad? - Usaba un tono de voz disimulado para aparentar enojo pero Luzu no es bobo, se acercó a él con una sonrisa pequeña en su rostro y puso una mano sobre la cabeza del menor encima del beanie.
- Calma, no digo que seas estúpido, digo que tu sentido de orientación es muy malo - La voz tan suave y calmada de Luzu dejó que Quackity se sintiera tranquilo, le sacó la lengua cosa que fue enternecedora para el castaño.
- Te recuerdo que yo he pasado como por tres ciudades y tu no quieres salir de aquí - Lo decía con orgullo, Luzu podía decir que era verdad, pero estaba completamente seguro que Quackity pasaba por ciudades al azar sin guiarse siquiera. Lo podía confirmar luego de verlo hace un par de días entrando a la misma tienda tres veces creyendo que cada una era diferente.
- Está bien Quacks, tu ganas - El apodo recién dicho lleno de calor tanto el pecho de Luzu como de Quackity por alguna razón. Era tierno y especial, el pelinegro lo sentía suyo, propio. Luzu lo usó como defensa para dejar de lado su tema, sin embargo, también sentía un cariño interno por llamarle así, no recordaba ponerle apodos a nadie.
Luzu bajó su mano y le indicó con la cabeza que siguieran, Quackity asintió y volvió a ponerse delante suyo a saltos. El castaño no le importaba realmente, le gustaba tener la vista del chico revoloteando por ahí en contraste con el sol difuminado entre la niebla espesa. Seguía lamentándose de no tener una cámara, porque siempre rogaba tener una foto de ello. Pero su memoria fotográfica le ayudaba y eso era más que suficiente.
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- Dejame decirte que tu apartamento viejo era una porquería - Comentó el pelinegro sin pena alguna, y Luzu ni lo podía negar, parecía que había vivido en una caja de cerillas con humedad.
- Bueno, estaba en la universidad y no tenía mucho dinero... era lo que había - El castaño pasó sus manos por las paredes viejas y agrietadas por el mal cuidado, recordó cuando toda su ropa empezó a oler a humedad y ni siquiera lavándola quitaba el olor, fue una época fea.
