6« Patos

2.4K 317 140
                                    

La tenue luz que se filtraba en la ventana enredada con plantas llegó hasta los ojos del menor, pequeños y débiles después de las lágrimas de hace horas que empezaban a abrirse, despertandose.

Fue una noche relativamente pesada para el, tanto por la incomodidad de donde durmió como la situación mental en la que se encontraba, sin embargo, no le desagrado, todavía podía recordar el calor de los brazos y regazo de Luzu, como una manta que lo cuidaba. Esa noche sería memorable solo en ese aspecto, donde se sintió protegido e incluso... querido.

Fue por la ausencia de esa sensación que empezó a despertar y a sentir un vacío al ver que el castaño no estaba, solo él acostado en la cama de piedra metafóricamente con una manta encima, una manta que no tenía anoche.

Tuvo un microsusto de pensar que había alejado a su única compañía por su debilidad emocional, pero eso desapareció cuando escuchó algo afuera de la habitación, un sonido similar al golpe del metal. Quackity se enredó entre la manta por el frío y bajo de la cama asomándose por el marco de la puerta.

Hasta el llegó el aroma de quemado pero no veía de donde, no tuvo que dar muchos pasos en el apartamento diminuto para darse cuenta que estaba solo ahí. No sabía si preocuparse o no hasta que volvió a escuchar el sonido de metal, esta vez pudo reconocer de dónde venía, era desde arriba. Se aferró más a la manta sobre su espalda y salió por el hueco de la puerta y subió las escaleras, iban hacia una terraza.

Sintió las corrientes de frío en su cuerpo, pero la manta lo aminoraba, en su campo de visión llegó el castaño sentado en el suelo agrietado de la terraza con una fogata al frente y una lata de algo que no lograba reconocer.

- Si me vuelves a dejar solo me tiro de un quinto piso - Exclamó Quackity en voz alta provocando un respingo en Luzu, seguido por una risita pequeña que causó un temblor interno en el pelinegro, no podía creer que la risa de alguien podía ser tan bonita.

- No te deje solo... jamás te dejaría solo - Esas palabras sonaban tan sinceras y cálidas que Quackity mágicamente dejó de sentir frío, agregando una pena por sus mejillas coloradas, sacudió la cabeza y se acercó hasta el castaño sentándose a su lado mirando las llamas calentar la lata que ahora veía, eran frijoles.

Luzu solo se dispuso a seguirlo con la mirada. No quería incomodarlo con lo de anoche así que lo sacó de su lista de ideas para iniciar una conversación, si, el era de esas personas que analizaba todo lo que iba a decir.

- ¿Por qué te levantaste tan pronto? - Preguntó el menor mirándolo, Luzu se sentía debilitado de ver sus ojos cristalizados y cansado, realmente pequeños de hecho, y no creía acostumbrarse a no ver su sonrisa constante.

- Anoche no comimos nada, estaba cocinando esto, además salí a buscar la manta y volví - Respondió y con un palito dio vuelta a la madera que prendía el fuego para darle más potencia.

- Oh... Perdona, no comimos por mi culpa - Quackity soltó una risa apenada, tan baja y lenta que realmente no era característico de él. Luzu necesitaba que comprendiera, que sus sentimientos no eran para pedir perdón.

- No pidas perdón Quacks, no sé que ocurrió pero no es malo. De hecho, fue un momento agradable - Declaró como si estuviera mostrando su alma entera, algo así realmente.

Quackity ladeo la cabeza y luego su mirada empezó a recuperar el brillo propio del pelinegro, el empezaba a comprender que la persona que tenía al lado era la mejor compañía que podía existir, le estaba brindando la atención que siempre quiso antes, y tenía que recompensar su actitud. Lo empujó codo a codo y señaló su sudadera.

- ¿Para ti es agradable que haya dejado tu sudadera llena de mocos y lágrimas? - Eso fue sincero, realista, y divertido en parte. Luzu sonrió asintiendo con una expresión satisfecha.

Just us ༻Luckity AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora