Hace un año, todo lo que es conocido como sociedad desapareció sin razón alguna, sin explicación, sin palabras.
Pero un par, dos personas que no saben si por suerte o por desgracia, son las únicas que siguen pisando la tierra. Intentan sobrevivir pa...
Lo recordaba, era una imagen vaga, gris, y lenta. Pero su mente le estaba dando una tortura leve por ello. En ese apartamento de decorados rojos y negros con una chimenea encendida y una silueta en un sillón dándole la espalda.
- ¿Cariño?... - Su voz estaba apagada y acercó una mano con lentitud al hombro del contrario. Que estaba en el sillón rojo delante de él.
- No me toques, Quackity. - El hombre golpeó su mano alejándo la misma. Esto sólo hizo que el menor perdiera la poca paciencia y calma que tenía en ese momento.
- Siempre haces la misma cagada, me tratas como un maldito desconocido. - Le reclamó, el contrario solo giró un poco su cabeza de una forma casi tétrica para mirar de reojo a Quackity.
- Nosotros dos somos desconocidos, ¿recuerdas? - Respondió sin importancia haciendo un ademán con sus manos, en una llevaba una botella de whisky.
Quackity sólo tenía una expresión consternada en su rostro, el desespero lo consumía, y a pesar de tenerle algo de miedo al contrario, no le gustaba como actuaba, sobrio o borracho.
- Schlatt ¿planeas que sea así por el resto de la vida? Si te pido algo serio te enojas y si me quiero alejar también lo haces. No te entiendo - Sin quererlo, su tono de voz fue casi demandante, y al mayor eso no le gustaba, sólo él tenía el derecho.
El contrario tomó un largo sorbo de la botella y se levantó, Quackity perdió toda su postura confiada cuando lo vio acercarse a él, obviamente superandolo en altura.
- Escúchame bien mocoso, no me levantes la voz. Segundo, esto jamás será serio, ¿quieres qué pierda mi trabajo? - Y esa siempre era su respuesta, su trabajo, su reputación, su vida. - Te lo deje claro, solo es un acuerdo de beneficio entre ambos, nada más. -
Quackity tembló ante el énfasis en las últimas dos palabras, estaba cansado de eso, ya no quería seguir viviendo lo mismo.
Se había planteado hace mucho, que talvez Schlatt consideraria una relación, que talvez si lo amaba al punto de ignorar la moral que llevaba toda la situación. Claramente no era así.
- Entonces no se que mierda sigo haciendo aquí, eres un puto egoísta. - Mala elección de palabras, Schlatt entorno la mirada con claro enojo, y levantó su mano en un intento de querer golpear al menor.
Pero no lo hizo, sólo dejó a un Quackity parado cubriéndose vagamente con sus manos juntas a la espera de un impacto con los ojos cerrados, cuando los abrió el contrario se había vuelto a sentar y en un trago largo, se acabó la botella de whisky.
- Vete de aquí...- Fueron sus palabras finales, Quackity suspiro y dio la vuelta entrando al ascensor directo del apartamento, todavía se sorprendía de los lujos que se daba el mayor, con razón no quería perder el trabajo.
Mientras bajaba al lobby del edificio, anhelaba que esas situaciones no pasarán, pero lastimosamente eran las más recurrentes en su extraña relación, sobre todo cuando Schlatt tomaba de más.
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