Hace un año, todo lo que es conocido como sociedad desapareció sin razón alguna, sin explicación, sin palabras.
Pero un par, dos personas que no saben si por suerte o por desgracia, son las únicas que siguen pisando la tierra. Intentan sobrevivir pa...
"Encontre una gabardina bien bonita en esa casa abandonada pero Luzu me dijo que no :[ ya no tenemos espacio para nada según el"
Quackity últimamente escribía en el diario sin que el castaño se diera cuenta, en parte porque no quería que él lo usara y tampoco para que leyera sus notas, algo lo hacía sentir culpable de lo que escribía ahora.
Estaba en el jeep acompañado por Tentaculos, para el pelinegro era de las mejores compañías siempre que Luzu se ocupaba o tomaba el lugar para ir a buscar comida o cosas, aunque Quackity no era tonto sabía que el castaño iba solo porque el se distraía con todo. Era verdad pero tampoco es su culpa, siempre fue muy curioso incluso desde que empezó esa catástrofe rara en todo el mundo. Lo hacía feliz, antes.
Por ahora su felicidad se depositaba en hablar solo con los patos y pasar tiempo con Luzu, o algo similar, hasta el sentía que las cosas estaban raras y algo le decía que era por el hecho de otro año en esa situación.
Quackity intentaba ser comprensivo con Luzu pero a veces le costaba tolerar su actitud tan realista que en ocasiones se pintaba de crueldad indiferente, esos momentos donde se quedaba callado y no opinaba al respecto. Tampoco se sentía valiente para hablarlo con él y era algo... desesperante.
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- Traje gasolina, no podemos quedarnos más aquí. - Anunció su llegada Luzu sin siquiera un saludo, teniendo que inclinarse un poco para entrar por la puerta del garaje que ya de lo oxidada no abría del todo bien, también traía su maleta, la mayoría de ella llena con comida.
- Pero aquí están nuestras cosas, ya hasta había decorado. - Quackity mostró un puchero acercándose al castaño, estuvo a nada de abrazarlo hasta que noto el ceño fruncido del contrario, dirigiéndole una mirada que mostraba frustración.
- ¿Cuántas veces te lo tengo que decir? Ningún lugar en este planeta puede ser nuestro hogar, no podemos arriesgarnos.
- ¿Arriesgarnos a qué? Nada va a venir, no hay nada. Te tomas las cosas muy en serio. - El mal humor ya se le había contagiado, el pelinegro suspiro con pesadez, dándose la vuelta para mirar su maleta vacía, tenía que empezar a llenarla, no quería admitir que el castaño tenía razón, debían irse. La comida enlatada y conservada qué encontraban cerca ya empezaba a ser difícil de encontrar y las nubes oscuras los perseguían. Guardó varias prendas, entre un silencio casi espectral mientras Luzu hacía lo mismo; seguramente si Quackity no lo hacía con cosas "esenciales" se iba a ganar otra vez un Luzu mandón e irritante. No quería eso.
Luego de darle una última mirada, se concentró en la suyo. El castaño algo renegado tomó los dos galones de gasolina y salió del garaje, supuso, para llenar el jeep y partir en cuanto fuera. Quackity sentía una pesadez extraña, la verdad, es que era doloroso pero no sabía si era por dejar el lugar que consideró hogar momentáneamente, o que se sentía extremadamente alejado de Luzu.
