7« Cigarrillo

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Quackity no podía explicar lo feliz que estaba, dando pasos suaves a través de un prado con un pato en sus brazos y el otro en el suelo caminando cerca, le sorprendía que los estuviera siguiendo, talvez cosa del destino, pero él no tenía la mentalidad suficiente para pensar en eso y simplemente lo tomó como que el pato sabía que ahora era adoptado.

- Yo creo que necesitan nombres - Recomendó el castaño a su lado, que lo miraba como si fuera lo más lindo del mundo, bueno, para Luzu lo era, y para el pelinegro esa simple mirada lo llenaba de más felicidad.

- Tengo ciertas sugerencias - Miró al que tenía en sus manos y sonrió con confianza - Este será Tentaculos.

La pequeña risa de Luzu fue una confirmación a ello, le causaba gracia el simple hecho de que su nombre no tenía énfasis en la "a", lo que lo hacía sonar gracioso, pero ya era algo que sabía, típico de Quackity.

En un momento el castaño dirigió su vista al otro pato, era más grande y su plumaje era un poco más oscuro, se agachó para tomarlo en sus manos y lo analizó a detalle.

- ¿Y bien Quacks, cuál es tu otra sugerencia? - Luzu no quería igualdad en ese momento, sólo la completa alegría del chico, estaba en todo el derecho de escoger ambos nombres, no le importaba.

- Pensé que tú lo ibas a elegir - Comentó devuelta el menor, Luzu negó con la cabeza mientras sonreía.

- Son tus patos, adelante, no me molesta. - Señaló con la cabeza al pato que estaba sujetando y como empezaba a cerrar sus pequeños ojos entre los brazos del castaño.

Pero esos ojitos volvieron a abrirse cuando él menor le dio un empujón con el codo al castaño, en señal de protesta.

- "nuestros" querrás decir... Yo creo que eres muy poco creativo, entonces... Calamardo - Dijo el nombre con un tono de voz completamente diferente, si, el menor fue capaz de imitar al personaje que hizo soltar una risa al castaño.

Luzu jamás se había llegado a tomar con humor situaciones así, bueno, jamás vivió cosas parecidas, su vida antes era relativamente aburrida que bromas tan absurdas como las de Quackity iluminaban su día.

- Jeje, ya veo. Son bonitos nombres, muy originales. - Dijo lo último con un claro sarcasmo solo para molestar al chico que terminaba haciendo unos pucheros encantadores para el castaño.

Y continuaron su camino, no tenía algo fijo en ese instante, por ahora sólo disfrutaban el ambiente algo cálido y opacado por la niebla entre el prado que estaban recorriendo, un prado que Luzu captó muchos minutos después algo conocido.

- Mis padres no me dejaban tener mascotas, mi hermano no era muy cuidadoso que digamos y yo siempre fui algo... grosero con el. - Eso no le sorprendió al castaño, y era una combinación de situaciones muy inadecuada, se entendía la decisión de los padres de Quackity con ese tema.

- ¿Tuviste alguna mascota alguna vez? - Preguntó el menor con curiosidad, había disminuido la velocidad de sus pasos y caminaba con calma mientras acariciaba al pato ya llamado Tentaculos.

- Hmm, una vez en la universidad nos encontramos una ave herida, la cuidamos un tiempo... podría considerarse mascota - Asintió y trató de hacer memoria sobre esos días, pero su mente lo engañó y traicionó, le trajo recuerdos que no quería tener, su mirada se oscureció, y lastimosamente Quackity no noto aquello.

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