10. Amargo licor

2.7K 120 181
                                    

Otro día había empezado, otro nuevo infierno había sido abierto, Hunter estaba en cama sollozando, después de todo Belos acabó abusando de él mientras dormía.

Sus piernas estaban ensangrentadas, podía verse como una inocente alma pura había sido nuevamente corrompida sin ninguna piedad, lo cual era horrible.

Al menos Belos se fue a trabajar, así que Hunter debía ir corriendo a la casa del árbol, no le importó que la sangre seguía resbalando por sus piernas.

Decidió levantarse a pesar del dolor, abriendo la ventana de la habitación y saliendo por esta ya que sabía que la puerta como siempre estaría asegurada.

Al salir por la ventana, se dirigió a aquél bosque en donde estaba la casa en el árbol, tenía su walkie talkie en la mano, repitiendo el nombre de Edric para que le contestara.

–¿Hunter, vienes en camino?– Cuestionó el peliverde quien estaba en aquella casa del árbol ya –Mhm, voy para allá, no tardaría mucho supongo – Exclamó el rubio.

Pasaron unos minutos, cuando al fin Hunter llegó a aquél lugar, subiendo las escaleras que colgaban, mirando que Edric lo observaba con una sonrisa alegre.

Se sentía aliviado de que lograse venir, pero su calma se volvió terror cuando miró sus piernas ensangrentadas, moretones y rasguños por cada zona de su cuerpo.

Ver a aquél muchacho sonriendo alegre a pesar de estar tan herido, lo rompía, hacía que quisiera romper en llanto y abrazarlo, disculparse por no poder protegerlo.

– ¡Dios mío Hunter! ¿Ese bastardo te lastimó de nuevo? ¿No?– Exclamó con un gran enojo, ¿Cómo es que ese monstruo no sentía remordimiento alguno por las atrocidades que le hacía al menor?

–No te preocupes Edric, estoy bien, él no quiso hacerlo, de hecho me dió unas hermosas flores como disculpa...yo sé que él no quiso hacerlo de verdad– Dijo el menor con una sonrisa débil

El joven Blight estaba destrozado por Vero así, no podía creer como aquel monstruo lo había manipulado tanto sin que ninguna persona se diera la mínima pizca de cuenta, era frustrante.

Tomó la mano del joven rubio con gentileza, mirándolo con una gran determinación –Hunter, yo...¡Yo prometo que te salvaré!– Exclamó con lágrimas en sus ojos, el rostro del adversario se ruborizo ante esto.

Como consecuencia, Hunter abrazó al contrario sin dejar de agradecerle lo que hacía por él, parecía ser que el menor indefenso había encontrado una luz llena de esperanza que estaba dispuesto a sacarlo de ese infierno.

(...)

Se podía oír la felicidad proviniendo de ambos muchachos, el como reían juntos en aquella casa del árbol, el tiempo había pasado, se encontraban comiendo una tarta de manzana, Hunter estaba alegre, no quería que este día se acabara.

Lamentablemente, las cosas no duran para siempre, ya que al ver que el Sol estaba por ocultarse, supo que debía de irse rápido antes de que Belos llegara y notara que no estaba en casa.

–Edric, lo lamento mucho pero tengo que irme ya– Dijo con tristeza en su rostro, el joven asintió suavemente su cabeza, no quería dejarlo ir allá, sabía que nada bueno sucedería.

Pero, por alguna razón, las palabras no salieron de su boca, mientras veía a aquél chico de rubios cabellos desvanecerse a la distancia mientras corría, sólo pudo verlo con lágrimas en sus ojos.

Hunter seguía corriendo sin detenerse, sabía que no tenía mucho tiempo antes de que Belos llegara, tenía que apresurarse antes que él, sabía que si notaba que salió nada bueno saldría.

More than my body?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora