18. Sin salida

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[ 8 : 00 a.m. ]

El menor, Hunter, estaba sollozando en cama mientras se abrazaba a si mismo, luego de aquello que sucedió fue nuevamente abusado por ese monstruo que fingía amarlo y arrepentirse de dañarlo.

Un ramo de rosas descansaba en la mesa de noche junto a una carta de “disculpas” para él, de parte de Belos, obviamente acabaría aceptando sus disculpas luego de derramar nuevamente más lágrimas de dolor.

Así fue como se levantó de la cama y salió de la casa como si nada, claramente volvería a esta...lamentablemente, pero por alguna razón sus piernas lo estaban guiando solas.

[ 30 minutos habían pasado, estaba frente a frente con la casa del árbol de aquel chico Blight. ]

¿Por qué volvió? No lo sabía aún, solamente subió y miró que Edric estaba ahí mismo, ambos se miraron...sin pensarlo dos veces se abrazaron con intención de nunca soltarse.

Los sollozos de Hunter se volvieron más ruidosos, era claro, su cuerpo dolía, estaba harto, harto del dolor, Blight sólo acarició su cabello – Yo cuidaré de ti...

[ 10 : 00 a.m ]

Los chicos estaban jugando un videojuego que el joven Blight había llevado consigo, amaba tanto ver a Hunter feliz, luego del terror que ambos pasaron por ayer, quería verlo feliz.

Pero el rostro del joven rubio se puso algo triste, mirando con culpa al peliverde que rápidamente se preocupó por él – ¡Hunter! ¿Qué sucede? ¿Por qué esa cara? –

“ Lo siento. ”

...

“ ¿Qué? ”

...

...

“ Dije que lo siento. ”

La zona volvió a un abrupto silencio, uno pesado, no podía explicarse los sentimientos que Edric sentía, confusión, tristeza, tantas emociones mezcladas en él.

– No...No lo entiendo, ¿Por qué te estás disculpando conm... –

Un golpe sonó, uno en seco contra el suelo.

...

El puño ensangrentado del rubio manchaba el suelo.

– ¡Hunter, no! ¿Qué haces? – En ese momento, lo sostuvo de los hombros con notoria preocupación, era claro que no quería que su amado se dañara, era lo que menos quería.

El rubio miró a su amado con los ojos inundados en lágrimas, su corazón ardía, ardía como el infierno, sentía que los cortes en su brazo eran culpa suya, por no poder llegar a tiempo aquella vez.

– ¡Fue mi culpa que te hiriera él! Perdón...Perdóname por favor Edric, yo quise salvarte a tiempo...yo... – Fue interrumpido cuando el adversario posó la cabeza del rubio en su pecho.

Abrazándolo y acariciando sus cabellos de oro mientras con suave voz decía  – No fue tu culpa, fue suya, él también te dañó...mi niño, prometo que de alguna forma te sacaré de ahí y sanaré tu corazón – Confesó.

Lágrimas eran las que caían débilmente al suelo, los ruidos entrecortados debido al llanto del menor era lo que llenaba la pequeña casa en el árbol en medio de tantos más árboles, cada vez que era consolado por Edric, sentía tanta calidez.

More than my body?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora